EVANGELIO DEL DÍA DOMINGO
9 de Junio de 2019
Domingo de Pentecostés
Solemnidad, MR, p. 403 (400) / Lecc, I, p. 966 / LH de la
solemnidad. [Puede celebrarse la Vigilia de modo más extenso como indica la
Segunda forma, MR, p.40]
Otros santos: Efrén “el Sirio”, diácono y Doctor de la
Iglesia; José de Archieta, Presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús.
Beata Ana María Taigi, madre de familia y terciaria trinitaria.
EL AUXILIO DEL ESPÍRITU
Ez 37, 1-14; Rom 8,22-27; Jn 7, 37-39
La fiesta de Pentecostés es la fiesta del Espíritu. El
profeta Ezequiel asocia con frecuencia el agua con el Espíritu. Dios limpiará a
su pueblo con el agua y el Espíritu. Por eso mismo el Señor Jesús invita a los
sedientos a saciar su sed en los ríos de agua viva. Acto seguido el evangelista
nos ofrece la clave de lectura de esa agua viva: Jesús ofrece en realidad su
Espíritu. La presencia viva del Espíritu, nos dirá san Pablo, nos despejará de
confusiones y ambigüedades. Será el mismo Espíritu de Dios el que guiará
nuestro corazón para solicitar aquello que realmente necesitamos. La presencia
misteriosa del Espíritu no se atiene a la lógica racional, sino que nos permite
comunicarnos con un lenguaje no articulado. Con "gemidos sin
palabras" como afirma San Pablo. Quien se decida a vivir bajo la guía del
Espíritu, sabrá vivir en sintonía con la voluntad del Padre.
Misa de la Vigilia (Primera forma)
La Misa de la Vigilia de Pentecostés se dice en la tarde del
sábado, ya sea antes o después de las primeras Vísperas de la solemnidad.
ANTÍFONA DE ENTRADA Rm 5, 5; cfr. 8, 11
El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones por
el Espíritu Santo, que habita en nosotros. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios eterno y todopoderoso, que quisiste que la celebración
del sacramento de la Pascua perdurara a lo largo de estos cincuenta días, haz
que todos los pueblos de la tierra, en otro tiempo dispersos, superada la
multiplicidad de lenguas, se congreguen y, movidos por el don venido del cielo,
confiesen unánimes la gloria de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo...
O bien:
Concede, Dios todopoderoso, que resplandezca sobre nosotros
el fulgor de tu gloria, y tú, luz de luz, mediante la iluminación del Espíritu
Santo, reafirma los corazones de quienes, por tu gracia, renacieron a una vida
nueva. Por nuestro Señor Jesucristo...
El Leccionario ofrece cuatro opciones para la primera
lectura, aquí proponemos las dos siguientes:
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El Señor infundirá su espíritu a los huesos secos y
revivirán.
Del libro del profeta Ezequiel: 37,1-14
En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mí, y su
espíritu me trasladó y me colocó en medio de un campo lleno de huesos. Me hizo
dar vuelta entorno a ellos. Había una cantidad innumerable de huesos sobre la
superficie del campo y estaban completamente secos.
Entonces el Señor me preguntó: "Hijo de hombre, ¿podrán
acaso revivir estos huesos? Yo respondí: "Señor, tú lo sabes". Él me
dijo: "Habla en mi nombre a estos huesos y diles: 'Huesos secos, escuchen
la Palabra del Señor. Esto dice el Señor Dios a estos huesos: He aquí que yo
les infundiré el espíritu y revivirán. Les pondré nervios, haré que les brote
carne, la cubriré de piel, les infundiré el espíritu y revivirán. Entonces
reconocerán ustedes que yo soy el Señor' ".
Yo pronuncié en nombre del Señor las palabras que él me
había ordenado, y mientras hablaba, se oyó un gran estrépito, se produjo un
terremoto y los huesos se juntaron unos con otros. Y vi como les iban saliendo
nervios y carne y cómo se cubrían de piel; pero no tenían espíritu. Entonces me
dijo el Señor: "Hijo de hombre, habla en mi nombre al espíritu y dile:
'Esto dice el Señor: Ven, espíritu desde los cuatro vientos y sopla sobre estos
muertos, para que vuelvan a la vida' ".
Yo hablé en nombre del Señor, como él me había ordenado. Vino
sobre ellos el espíritu, revivieron y se pusieron de pie. Era una multitud
innumerable. El Señor me dijo: "Hijo de hombre: Estos huesos son toda la
casa de Israel, que ha dicho: 'Nuestros huesos están secos; pereció nuestra
esperanza y estamos destrozados'. Por eso habla en mi nombre y diles:
"Esto dice el Señor: Pueblo mío, yo mismo abriré sus sepulcros, los haré
salir de ellos y los conduciré de nuevo a la tierra de Israel. Cuando abra sus
sepulcros y los saque de ellos, pueblo mío, dirán que yo soy el Señor. Entonces
les infundiré mi espíritu, los estableceré en su tierra y sabrán que yo, el
Señor, lo dije y lo cumplí' ".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
O bien:
Derramaré mi espíritu sobre mis siervos y siervas.
Del libro del profeta Joel: 3,1-5
Esto dice el Señor Dios: "Derramaré mi espíritu sobre
todos; profetizarán sus hijos y sus hijas, sus ancianos soñarán sueños y sus
jóvenes verán visiones. También sobre mis siervos y mis siervas derramaré mi
espíritu en aquellos días. Haré prodigios en el cielo y en la tierra: sangre,
fuego, columnas de humo. El sol se oscurecerá, la luna se pondrá color de
sangre, antes de que llegue el día grande y terrible del Señor.
Cuando invoquen el nombre del Señor se salvarán, porque en
el monte Sión y en Jerusalén quedará un grupo, como lo ha prometido el Señor a
los sobrevivientes que ha elegido". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 103, 1-2a. 24. 35c. 27-28. 29bc-30
R/. Envía, Señor, tu Espíritu, a renovar la tierra. Aleluya.
Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es tu
grandeza. Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. R
/.
¡Qué numerosas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con
maestría! La tierra está llena de tus creaturas. Bendice al Señor, alma mía.
R/.
Todos los vivientes aguardan que les des de comer a su
tiempo; les das el alimento y lo recogen, abres tu mano y se sacian de bienes.
R/.
Si retiras tu aliento, toda creatura muere y vuelve al
polvo. Pero envías tu espíritu, que da vida, y renuevas el aspecto de la
tierra. R/.
SEGUNDA LECTURA
El Espíritu intercede por nosotros con gemidos que no pueden
expresarse con palabras.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8, 22-27
Hermanos: Sabemos que la creación entera gime hasta el
presente y sufre dolores de parto; y no sólo ella, sino también nosotros, los
que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, anhelando que
se realice plenamente nuestra condición de hijos de Dios, la redención de
nuestro cuerpo.
Porque ya es nuestra la salvación, pero su plenitud es
todavía objeto de esperanza. Esperar lo que ya se posee no es tener esperanza,
porque, ¿cómo se puede esperar lo que ya se posee? En cambio, si esperamos algo
que todavía no poseemos, tenemos que esperarlo con paciencia.
El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque nosotros
no sabemos pedir lo que nos conviene; pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que conoce
profundamente los corazones, sabe lo que el Espíritu quiere decir, porque el
Espíritu ruega conforme a la voluntad de Dios, por los que le pertenecen.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.
en, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y
enciende en ellos el fuego de tu amor. R/.
EVANGELIO
Brotarán ríos de agua que da la vida.
Del santo Evangelio según san Juan: 7, 37-39
El último día de la fiesta, que era el más solemne, exclamó
Jesús en voz alta: "El que tenga sed, que venga a mí; y beba, aquel que
cree en mí. Como dice la Escritura: Del corazón del que cree en mí brotarán
ríos de agua viva".
Al decir esto, se refería al Espíritu Santo que habían de
recibir los que creyeran en él, pues aún no había venido el Espíritu, porque
Jesús no había sido glorificado. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Derrama, Señor, sobre estos dones la bendición de tu
Espíritu Santo, para que, por medio de ellos, reciba tu Iglesia tan gran
efusión de amor, que la impulse a hacer resplandecer en todo el mundo la verdad
del misterio de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio de Pentecostés, como en la Misa del día, p. 80
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 7, 37
El último día de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó:
El que tenga sed, que venga a mí y beba. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que nos aprovechen, Señor, los dones que hemos recibido,
para que estemos siempre llenos del fervor del Espíritu Santo que derramaste de
manera tan inefable en tus Apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, pp.
609-610 (604-605).
Para despedir al pueblo, el diácono o, en su ausencia, el
mismo sacerdote canta o dice:
Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado. Vayan en
paz, aleluya, aleluya.
O bien:
Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.
R/. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.
Misa del Día, Solemnidad MR, p. 410 (407) / Lecc I, p. 349
ANTÍFONA DE ENTRADA Sab 1, 7
El Espíritu del Señor llena toda la tierra; él da
consistencia al universo y sabe todo lo que el hombre dice. Aleluya.
O bien Rm 5, 5; cfr. 8, 11
El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones por
el Espíritu Santo, que habita en nosotros. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que por el misterio de la festividad que hoy
celebramos santificas a tu Iglesia, extendida por todas las naciones, concede
al mundo entero los dones del Espíritu Santo y continúa obrando en el corazón
de tus fieles las maravillas que te dignaste realizar en los comienzos de la
predicación evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Todos quedaron llenos del Espiran Santo y empezaron a hablar
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 2, 1-11
El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos
en un mismo lugar. De repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como
cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban.
Entonces aparecieron lenguas de fuego, que se distribuyeron y se posaron sobre
ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros
idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse.
En esos días había en Jerusalén judíos devotos, venidos de
todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron
desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.
Atónitos y llenos de admiración, preguntaban: "¿No son
galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos hablar en
nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay medos, partos y elamitas; otros
vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en
Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene. Algunos somos visitantes,
venidos de Roma, judíos y prosélitos; también hay cretenses y árabes. Y sin
embargo, cada quien los oye hablar de las maravillas de Dios en su propia
lengua". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 103, 1ab. 24ac. 29bc. 30.31.34
R/. Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.
Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es tu
grandeza. ¡Qué numerosas son tus obras, Señor! La tierra llena está de tus
creaturas. R/.
Si retiras tu aliento, toda creatura muere y vuelve al
polvo; pero envías tu espíritu, que da vida, y renuevas el aspecto de la
tierra. R/.
Que Dios sea glorificado para siempre y se goce en sus
creaturas Ojalá que le agraden mis palabras y yo me alegraré en el Señor. R/.
SEGUNDA LECTURA**
Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son
hijos de Dios.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8, 8-17
Hermanos: Los que viven en forma desordenada y egoísta no
pueden agradar a Dios. Pero ustedes no llevan esa clase de vida, sino una vida
conforme al Espíritu, puesto que el Espíritu de Dios habita verdaderamente en
ustedes. Quien no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. En cambio, si
Cristo vive en ustedes, aunque su cuerpo siga sujeto a la muerte a causa del
pecado, su espíritu vive a causa de la actividad salvadora de Dios. Si el
Espíritu del Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, habita en
ustedes, entonces el Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, también
les dará vida a sus cuerpos mortales, por obra de su Espíritu, que habita en
ustedes.
Por lo tanto, hermanos, no estamos sujetos al desorden
egoísta del hombre, para hacer de ese desorden nuestra regla de conducta. Pues
si ustedes viven de ese modo, ciertamente serán destruidos. Por el contrario,
si con la ayuda del Espíritu destruyen sus malas acciones, entonces vivirán.
Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, esos son
hijos de Dios. No han recibido ustedes un espíritu de esclavos, que los haga
temer de nuevo, sino un espíritu de hijos, en virtud del cual podemos llamar
Padre a Dios.
El mismo Espíritu Santo, a una con nuestro propio espíritu,
da testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos también
herederos de Dios y coherederos con Cristo, puesto que sufrimos con él para ser
glorificados junto con él.Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un
solo cuerpo.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios:
12, 3-7. 12-13
Hermanos: Nadie puede llamar a Jesús "Señor", si
no es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay diferentes dones, pero el Espíritu
es el mismo. Hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo. Hay
diferentes actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo.
En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.
Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar
de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos
nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados
en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a
beber del mismo Espíritu. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
1 Ven, Dios Espíritu Santo,
6 Sin tu inspiración divina
y envíanos desde el cielo
los hombres nada podemos
tu luz, para iluminamos.
y el pecado nos domina.
2 Ven ya, padre de los pobres,
7 Lava nuestras inmundicias,
luz que penetra en las almas,
fecunda nuestros desiertos
dador de todos los dones.
y cura nuestras heridas.
3 Fuente de todo consuelo,
8 Doblega nuestra soberbia,
amable huésped del alma,
calienta nuestra frialdad,
paz en las horas de duelo.
endereza nuestras sendas.
4 Eres pausa en el trabajo,
9 Concede a aquellos que ponen
brisa, en un clima de fuego,
en ti su fe y su confianza
consuelo, en medio del llanto.
tus siete sagrados dones.
5.Ven, luz santificadora,
10 Danos virtudes y méritos,
y entra hasta el fondo del alma
danos una buena muerte
de todos los que te adoran.
y contigo el gozo eterno.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y
enciende en ellos el fuego de tu amor. R/.
EVANGELIO
El Espiran Santo les enseñará todas las cosas.
Del santo Evangelio según san Juan: 14, 15-16.23-26
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Si me
aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre y él les enviará otro
Consolador que esté siempre con ustedes, el Espíritu de verdad.
El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y
vendremos a él y haremos en él nuestra morada. El que no me ama, no cumplirá
mis palabras. Y la palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre, que me
envió.
Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el
Consolador, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará
todas las cosas y les recordará toda cuanto yo les he dicho". Palabra del
Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Como el Padre me ha enviado, así también los envió yo:
Reciban el Espíritu Santo.
Del santo Evangelio según san Juan: 20, 79-23
Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas
las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los
judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con
ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los
discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría.
De nuevo les dijo Jesús: "La paz esté con ustedes. Como
el Padre me ha enviado, así también los envío yo". Después de decir esto,
sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A los que les
perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen,
les quedarán sin perdonar". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
1 Ven, Dios Espíritu Santo,
6 Sin tu inspiración divina
y envíanos desde el cielo
los hombres nada podemos
tu luz, para iluminamos.
y el pecado nos domina.
2 Ven ya, padre de los pobres,
7 Lava nuestras inmundicias,
luz que penetra en las almas,
fecunda nuestros desiertos
dador de todos los dones.
y cura nuestras heridas.
3 Fuente de todo consuelo,
8 Doblega nuestra soberbia,
amable huésped del alma,
calienta nuestra frialdad,
paz en las horas de duelo.
endereza nuestras sendas.
4 Eres pausa en el trabajo,
9 Concede a aquellos que ponen
brisa, en un clima de fuego,
en ti su fe y su confianza
consuelo, en medio del llanto.
tus siete sagrados dones.
5.Ven, luz santificadora,
10 Danos virtudes y méritos,
y entra hasta el fondo del alma
danos una buena muerte
de todos los que te adoran.
y contigo el gozo eterno.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, e invoquemos a Cristo, que, entronizado a
la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, y
pidámosle que lo derrame sobre la Iglesia y sobre todo el mundo:
Oremos a Cristo, el buen pastor de la Iglesia, que nos
mereció la efusión del Espíritu Santo, y pidámosle que sean iluminados por este
mismo Espíritu el Papa N., nuestro obispo N., y todos los demás pastores de la
Iglesia, a fin de conduzcan a su rebaño por las sendas de la salvación.
Pidamos también al Señor resucitado, que envió su Espíritu
en forma e lenguas para destruir la división de Babel, que congregue en la
unidad y conceda la paz a todos los pueblos y naciones del mundo.
Supliquemos al vencedor de la muerte que envíe el Consolador
a los que sufren, para que encuentren fuerza y consuelo en la contemplación del
misterio pascual, y les dé la firme esperanza de que están llamados a la
resurrección y a la felicidad de su reino.
Pidamos al Hijo de Dios, que desde el Padre nos ha enviado
el Espíritu Santo, que este mismo Espíritu nos recuerde constantemente sus
palabras y nos dé la fuerza que necesitamos para dar testimonio de El hasta los
confines del mundo.
Terminemos nuestra oración pidiendo al mismo Espíritu que
resucitó a Cristo de entre los muertos, que permanezca en nosotros y nos
disponga así para ser piedras vivas del templo eterno de Dios.
Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo y haz que quienes
nos disponemos a clausurar, con la solemnidad de hoy, las fiestas pascuales, renovados
y fortalecidos por tu Espíritu, vivamos continuamente la novedad pascual y
lleguemos también a las fiestas de la Pascua eterna. Por Jesucristo, tú Hijo,
que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, que, conforme a la promesa de tu Hijo, el
Espíritu Santo nos haga comprender con más plenitud el misterio de este
sacrificio y haz que nos descubra toda su verdad. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
PREFACIO
El misterio de Pentecostés.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque tú, para llevar a su plenitud el misterio pascual, has enviado
hoy al Espíritu Santo sobre aquellos a quienes adoptaste como hijos al
injertarlos en Cristo, tu Unigénito. Este mismo Espíritu fue quien, al nacer la
Iglesia, dio a conocer a todos los pueblos el misterio del Dios verdadero y
unió la diversidad de las lenguas en la confesión de una misma fe.
Por eso, el mundo entero se desborda de alegría y también
los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno
de tu gloria: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Hch 2, 4. 11
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban las
maravillas de Dios. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios nuestro, tú que concedes a tu Iglesia dones celestiales
consérvale la gracia que le has dado, para que permanezca siempre vivo en ella
el don del Espíritu Santo que le infundiste; y que este alimento espiritual nos
sirva para alcanzar la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, pp.
609-610 (604-605).
Para despedir al pueblo, el diácono o, en su ausencia. el
mismo sacerdote canta o dice:
Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado. Vayan en
paz, aleluya, aleluya.
O bien:
Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.
R/. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Los deseos y caprichos
se convierten en una especie de telaraña que encadena y paraliza nuestra
voluntad. No siempre sabemos desear aquello que más nos conviene. El instinto
egoísta nos pretende controlar, haciéndonos prisioneros de afanes y deseos
mezquinos: dinero, prestigio, seguridad material, reconocimiento social y un
largo etcétera. Esos bienes son útiles y necesarios sin duda alguna. El
problema es que nos angustiamos y desgastamos excesivamente en el intento de conseguirlos.
Imaginamos que la vida buena depende de la cuantía de los recursos materiales
disponibles y no tanto de la armonía interior y de la confianza en el Padre
bueno. Somos indigentes necesitados de la compañía del Espíritu que habrá de
guiamos en las horas oscuras de nuestra existencia.
Comienza el uso del Leccionario Vol. II y
de la LH Vol. III. X Semana del Tiempo Ordinario. 2a. Semana del Salterio.
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