TENER UNA MADRE AUSENTE HIERE PARA SIEMPRE EL CORAZÓN DE UN HIJO
Un niño puede superar la muerte pero no la ausencia de su madre. ¿Qué tan presente estás tú en la vida de tus hijos?
Desde hace cientos de años los psicólogos, psiquiatras, pedagogos, especialistas en desarrollo humano y la misma experiencia humana, nos han dicho que a un niño puede faltarle todo menos la presencia segura y amorosa de su madre.
La carencia de lo material, ambientes poco favorecedores, falta de educación, e inclusive la insuficiencia del padre, pueden ser contrarrestadas en gran manera cuando la madre cumple su papel de nutrir y formar a los más pequeños.
Thomas Verny en su mundialmente famoso libro “The secret life of the unborn child” tras años estudiando a miles de mujeres embarazadas y siguiendo la vida de sus hijos a lo largo de su desarrollo, encontró que una mujer con la actitud apropiada, consciente de la vida que lleva, y con el suficiente amor e interés por su hijo, puede superar las condiciones de vida más adversas y forjar hijos fuertes, seguros y emocionalmente estables. Pero una madre que no se interesa, puede ser altamente destructiva para su hijo en formación.
Un niño puede superar la muerte de su madre, pero no su ausencia o desapego emocional, especialmente si ella no se hace presente o vincula durante la primera infancia del hijo, pues impacta directamente sobre su desarrollo afectivo y cognitivo.
La muerte no es ausencia
Un niño cuya madre murió puede construirse como una persona sin mayores problemas emocionales cuando la información que tiene sobre ella es emocionalmente sana; esto es, que el niño supo que ella lo amaba, lo quería mucho y que era importante para para ella.
Con esta información, el niño construirá una imagen sólida, íntegra e inspiradora que le acompañara a lo largo de su vida. Un niño puede superar la falta de su madre, pero nunca su ausencia.
El desinterés y desapego emocional son ausencias que destruyen
Una madre que trabaja largas jornadas y solo ve poco a los hijos no necesariamente es una madre ausente, está en peligro de serlo pero puede evitarlo.
Se considera “madre ausente” a aquella madre que:
Abandonó a los hijos
Así sin mayor explicación y peor aún, si la información con la que el niño crece es negativa, está mal influenciada, o le hace responsable de su partida. Estas situaciones provocan serios daños emocionales e la larga.
Tiene periodos prolongados o muy frecuentes de ausencia y no los contrarresta
Hoy en día, muchas madres trabajan, viajan, y por diversas razones pueden no estar el mayor tiempo con sus hijos. Sin embargo, el niño siente y sabe cuando no es amado ni valioso.
Los regalos costosos o cualquier objeto que se regala al niño no contrarresta la ausencia, solo la hace más grande porque proviene de la culpa y no del amor sincero.
No se vincula emocionalmente
Hay madres que por diversas razones, inclusive biológicas y emocionales, no se vinculan a sus hijos emocionalmente; son distantes y frías. Hay algunas que incluso no le dirigen la palabra al niño o no tienen contacto físico con él. Este tipo de casos requiere de una adecuada intervención profesional con la madre para evitar el daño irreversible en el niño. Este tipo deausencia es altamente peligrosa.
Está presente físicamente pero distraída con otros asuntos
Curiosamente, este tipo de ausencia es la más común, la más absurda y la que actualmente más daño está provocando. Se trata de madres que el poco o mucho tiempo que tienen con sus hijos “están y no están”. Esto es, están físicamente ahí, a un lado del pequeño, pero no le prestan la mínima atención pues están con su mente absorta en otras cosas tales como la TV , la computadora o el celular.
Este tipo de ausencia tal vez sea la menos peligrosa a nivel emocional, pero está formando una nueva generación de niños sin límites, respeto, habilidades para socializar, y con trastornes de conducta e hiperactividad.
Al final del día, también hablamos de niños sin amor, pues nunca fueron educados y mucho menos disciplinados con normas y limites sociales. Son niños que se criaron buscando llamar la atención de su mamá por lo que se acostumbraron a recibirla solamente cuando hacían algo grave o serio que la quitara de ver su celular.
Señales de alerta que emite un niño que se siente abandonado
Problemas de sueño
Terror a que lo dejen o se aparte de su lado su madre o cuidador
Toma conciencia
Reconocer que tenemos un problema siempre es el primer gran paso. Toma un tiempo para revisar tus ausencias, incluso, su origen. Seguramente descubrirás que hay mucho más de fondo y entre más profundo llegues, más decidido será tu deseo de cambiar y mejorar.
Imagina que es un vaso sucio que hay que lavar para poder poner lo mejor de ti.
Expresa tu sentir y tu situación
Los niños y los hijos en general, necesitan saber qué pasa, necesitan saber de boca de sus padres lo que ellos significan y su lugar en la familia. Los niños ven y escuchan más de lo que tú te imaginas, por lo que entienden -pero sobre todo sienten- y reconocen cuando se les miente o se les dice la verdad.
Habla con ellos, lo que te tengan que decir te lo dirán. Cuando se trata de hablar con hijos, especialmente adolescentes, puede haber palabras duras e hirientes; escucha, acepta lo que te dicen, y cambia si hay algo para cambiar. A los jóvenes las promesas no les sirven, ellos requieren de acciones reales y consistentes. Finalmente piénsalo: el abandono tiene un precio alto pero posible de pagar.
A veces ni siquiera es necesario decir “te prometo” pues el no hacerlo daña más. Pon metas con tus hijos solo si en verdad estás dispuesto a cumplir y comienza con pasos pequeños; uno a la vez, eso es mucho mejor que prometer grandes cambios motivados por la emoción y la culpa, pero lejanos de ser reales.
Perdona y perdónate
Abandonar a alguien casi siempre está ligado a que alguien también nos abandonó o nos hizo sentir tan poca cosa, que ni la presencia o el amor merecíamos, y por eso nos dejaron. Por ello, es bueno revisar el origen y perdonar, eso nos sanará a nosotros y nos dejará en mejor posición para enmendar y corregir, rompiendo así con esa pesada cadena de tristeza y soledad.
Sentir culpa o culpar a alguien no ayuda, solo empeora la situación.
Respeta y adáptate
A veces, cuando reaccionamos y vemos que estuvimos ausentes para nuestros hijos, nos damos cuenta que han pasado muchos años y el niño que era ayer, hoy es un joven o un adulto, ya quizá hasta papá también. Volver a la vida de alguien que construyó sin tu presencia es complejo, pero posible.
Respeta la vida que tienen, sus tiempos y formas, no critiques, adáptate y con amor y esfuerzos sinceros, pronto los vacíos se llenarán con perdón, alegría y el gozo que solo la familia puede dar.
por Emma E. Sánchez
Escritora, esposa y madre de tres hijas. Pedagoga, Directora de un centro escolar de educación básica, y asesora de formación familiar. Interesada en el fortalecimiento y formación de la mujer, la familia y el hogar.
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Desde hace cientos de años los psicólogos, psiquiatras, pedagogos, especialistas en desarrollo humano y la misma experiencia humana, nos han dicho que a un niño puede faltarle todo menos la presencia segura y amorosa de su madre.
La carencia de lo material, ambientes poco favorecedores, falta de educación, e inclusive la insuficiencia del padre, pueden ser contrarrestadas en gran manera cuando la madre cumple su papel de nutrir y formar a los más pequeños.
Thomas Verny en su mundialmente famoso libro “The secret life of the unborn child” tras años estudiando a miles de mujeres embarazadas y siguiendo la vida de sus hijos a lo largo de su desarrollo, encontró que una mujer con la actitud apropiada, consciente de la vida que lleva, y con el suficiente amor e interés por su hijo, puede superar las condiciones de vida más adversas y forjar hijos fuertes, seguros y emocionalmente estables. Pero una madre que no se interesa, puede ser altamente destructiva para su hijo en formación.
Un niño puede superar la muerte de su madre, pero no su ausencia o desapego emocional, especialmente si ella no se hace presente o vincula durante la primera infancia del hijo, pues impacta directamente sobre su desarrollo afectivo y cognitivo.
La muerte no es ausencia
Un niño cuya madre murió puede construirse como una persona sin mayores problemas emocionales cuando la información que tiene sobre ella es emocionalmente sana; esto es, que el niño supo que ella lo amaba, lo quería mucho y que era importante para para ella.
Con esta información, el niño construirá una imagen sólida, íntegra e inspiradora que le acompañara a lo largo de su vida. Un niño puede superar la falta de su madre, pero nunca su ausencia.
El desinterés y desapego emocional son ausencias que destruyen
Una madre que trabaja largas jornadas y solo ve poco a los hijos no necesariamente es una madre ausente, está en peligro de serlo pero puede evitarlo.
Se considera “madre ausente” a aquella madre que:
Abandonó a los hijos
Así sin mayor explicación y peor aún, si la información con la que el niño crece es negativa, está mal influenciada, o le hace responsable de su partida. Estas situaciones provocan serios daños emocionales e la larga.
Tiene periodos prolongados o muy frecuentes de ausencia y no los contrarresta
Hoy en día, muchas madres trabajan, viajan, y por diversas razones pueden no estar el mayor tiempo con sus hijos. Sin embargo, el niño siente y sabe cuando no es amado ni valioso.
Los regalos costosos o cualquier objeto que se regala al niño no contrarresta la ausencia, solo la hace más grande porque proviene de la culpa y no del amor sincero.
No se vincula emocionalmente
Hay madres que por diversas razones, inclusive biológicas y emocionales, no se vinculan a sus hijos emocionalmente; son distantes y frías. Hay algunas que incluso no le dirigen la palabra al niño o no tienen contacto físico con él. Este tipo de casos requiere de una adecuada intervención profesional con la madre para evitar el daño irreversible en el niño. Este tipo deausencia es altamente peligrosa.
Está presente físicamente pero distraída con otros asuntos
Curiosamente, este tipo de ausencia es la más común, la más absurda y la que actualmente más daño está provocando. Se trata de madres que el poco o mucho tiempo que tienen con sus hijos “están y no están”. Esto es, están físicamente ahí, a un lado del pequeño, pero no le prestan la mínima atención pues están con su mente absorta en otras cosas tales como la TV , la computadora o el celular.
Este tipo de ausencia tal vez sea la menos peligrosa a nivel emocional, pero está formando una nueva generación de niños sin límites, respeto, habilidades para socializar, y con trastornes de conducta e hiperactividad.
Al final del día, también hablamos de niños sin amor, pues nunca fueron educados y mucho menos disciplinados con normas y limites sociales. Son niños que se criaron buscando llamar la atención de su mamá por lo que se acostumbraron a recibirla solamente cuando hacían algo grave o serio que la quitara de ver su celular.
Señales de alerta que emite un niño que se siente abandonado
Problemas de sueño
Terror a que lo dejen o se aparte de su lado su madre o cuidador
Toma conciencia
Reconocer que tenemos un problema siempre es el primer gran paso. Toma un tiempo para revisar tus ausencias, incluso, su origen. Seguramente descubrirás que hay mucho más de fondo y entre más profundo llegues, más decidido será tu deseo de cambiar y mejorar.
Imagina que es un vaso sucio que hay que lavar para poder poner lo mejor de ti.
Expresa tu sentir y tu situación
Los niños y los hijos en general, necesitan saber qué pasa, necesitan saber de boca de sus padres lo que ellos significan y su lugar en la familia. Los niños ven y escuchan más de lo que tú te imaginas, por lo que entienden -pero sobre todo sienten- y reconocen cuando se les miente o se les dice la verdad.
Habla con ellos, lo que te tengan que decir te lo dirán. Cuando se trata de hablar con hijos, especialmente adolescentes, puede haber palabras duras e hirientes; escucha, acepta lo que te dicen, y cambia si hay algo para cambiar. A los jóvenes las promesas no les sirven, ellos requieren de acciones reales y consistentes. Finalmente piénsalo: el abandono tiene un precio alto pero posible de pagar.
A veces ni siquiera es necesario decir “te prometo” pues el no hacerlo daña más. Pon metas con tus hijos solo si en verdad estás dispuesto a cumplir y comienza con pasos pequeños; uno a la vez, eso es mucho mejor que prometer grandes cambios motivados por la emoción y la culpa, pero lejanos de ser reales.
Perdona y perdónate
Abandonar a alguien casi siempre está ligado a que alguien también nos abandonó o nos hizo sentir tan poca cosa, que ni la presencia o el amor merecíamos, y por eso nos dejaron. Por ello, es bueno revisar el origen y perdonar, eso nos sanará a nosotros y nos dejará en mejor posición para enmendar y corregir, rompiendo así con esa pesada cadena de tristeza y soledad.
Sentir culpa o culpar a alguien no ayuda, solo empeora la situación.
Respeta y adáptate
A veces, cuando reaccionamos y vemos que estuvimos ausentes para nuestros hijos, nos damos cuenta que han pasado muchos años y el niño que era ayer, hoy es un joven o un adulto, ya quizá hasta papá también. Volver a la vida de alguien que construyó sin tu presencia es complejo, pero posible.
Respeta la vida que tienen, sus tiempos y formas, no critiques, adáptate y con amor y esfuerzos sinceros, pronto los vacíos se llenarán con perdón, alegría y el gozo que solo la familia puede dar.
por Emma E. Sánchez
Escritora, esposa y madre de tres hijas. Pedagoga, Directora de un centro escolar de educación básica, y asesora de formación familiar. Interesada en el fortalecimiento y formación de la mujer, la familia y el hogar.
Fuente familias.com
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