PARA EVITAR EL PURGATORIO
Por Cardenal Désiré Mercier
*Mortificación de los sentidos, la de imaginación y de las pasiones*
1.- Cierra tus ojos ante todo y siempre a todo espectáculo peligroso, e incluso ten valor para cerrarlos a todo espectáculo vano e inútil. Ve sin mirar; no te fijes en nadie para observar su belleza o su fealdad.
2.- Ten tus oídos cerrados a las palabras halagadoras, a las seducciones, a los malos consejos, a las maledicencias, a las burlas hirientes, a las indiscreciones, a la crítica malévola, a las sospechas comunicadas y a toda palabra que pueda causar el menor enfriamiento entre dos almas.
3.- Si el sentido del olfato tiene que sufrir algo a consecuencia de ciertas enfermedades o debilidades del prójimo, lejos de quejarte de ello, sopórtalo con una santa alegría.
4.- En lo que se refiere a la calidad de los alimentos, sé muy respetuoso del consejo de nuestro Señor: <<Comed lo que os presenten>>. <<Comer lo que es bueno sin complacerse en ello, lo que es malo sin mostrar aversión, y mostrarse indiferente tanto en lo uno como en lo otro, ésta es la verdadera mortificación>>, decía San Francisco de Sales.
5.- Ofrece a Dios tus comidas, imponte en la mesa una pequeña privación. Por ejemplo, niégate un grano de sal, un vaso de vino, una golosina, etc. Los demás no lo advertirán, pero Dios te lo tendrá en cuenta.
6.- Si lo que te presentan mueve mucho tu gusto, piensa en la hiel y en el vinagre que presentaron a nuestro Señor en la Cruz. Eso no te impedirá saborear el manjar, pero servirá de contrapeso al placer.
7.- Hay que evitar todo contacto sensual, toda caricia en la que hubiera cierta pasión, en que se buscase o de donde proviniese un gozo principalmente sensible.
8.- Prescinde de ir a calentarte, a menos que te sea necesario para evitarle una indisposición.
9.- Soporta todo lo que aflige naturalmente a la carne; especialmente el frío del invierno, el calor del verano, la dureza de la cama y todas las incomodidades del mismo género. Haz buena cara a todos los tiempos, sonríe a todas las temperaturas. Di con el profeta: <<Frío, calor, lluvia, bendecid al Señor >>.
Dichosos si podemos llegar a decir de buena gana esta frase tan familiar a San Francisco de Sales:
<<Nunca estoy mejor que cuando no estoy bien>>.
10.- Mortifica tu imaginación cuando se deja seducir con el atractivo de un puesto brillante, cuando se entristece con la perspectiva por un futuro sombrío, cuando se irrita con el recuerdo de una palabra o de un acto que le ofendió.
11.- Si sientes la necesidad de soñar, mortifícala sin piedad.
12.- Mortifícate con el mayor cuidado sobre toda impaciencia, irritación o ira.
13.- Examina a fondo tus deseos y somételos al control de la razón y de la fe: ¿No deseas una vida larga más bien que una vida Santa? ¿Placer y bienestar sin tristeza ni dolores, victorias sin combates, éxitos sin reveses, aplausos sin críticas, una vida cómoda y tranquila sin cruces de ningún tipo, es decir, una vida completamente opuesta a la de nuestro Divino Salvador?
14.- Procura no contraer ciertas costumbres que, sin ser positivamente malas pueden llegar a ser funestas, tales como la costumbre de las lecturas frívolas, de los juegos de azar, etc.
15.- Trata de conocer tu defecto dominante, y cuando lo conozcas, persíguelo hasta sus últimos repliegues. Para eso, sométete de buena gana a lo que pueda haber de monótono y de aburrido en la práctica del examen particular.
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*Mortificación de los sentidos, la de imaginación y de las pasiones*
1.- Cierra tus ojos ante todo y siempre a todo espectáculo peligroso, e incluso ten valor para cerrarlos a todo espectáculo vano e inútil. Ve sin mirar; no te fijes en nadie para observar su belleza o su fealdad.
2.- Ten tus oídos cerrados a las palabras halagadoras, a las seducciones, a los malos consejos, a las maledicencias, a las burlas hirientes, a las indiscreciones, a la crítica malévola, a las sospechas comunicadas y a toda palabra que pueda causar el menor enfriamiento entre dos almas.
3.- Si el sentido del olfato tiene que sufrir algo a consecuencia de ciertas enfermedades o debilidades del prójimo, lejos de quejarte de ello, sopórtalo con una santa alegría.
4.- En lo que se refiere a la calidad de los alimentos, sé muy respetuoso del consejo de nuestro Señor: <<Comed lo que os presenten>>. <<Comer lo que es bueno sin complacerse en ello, lo que es malo sin mostrar aversión, y mostrarse indiferente tanto en lo uno como en lo otro, ésta es la verdadera mortificación>>, decía San Francisco de Sales.
5.- Ofrece a Dios tus comidas, imponte en la mesa una pequeña privación. Por ejemplo, niégate un grano de sal, un vaso de vino, una golosina, etc. Los demás no lo advertirán, pero Dios te lo tendrá en cuenta.
6.- Si lo que te presentan mueve mucho tu gusto, piensa en la hiel y en el vinagre que presentaron a nuestro Señor en la Cruz. Eso no te impedirá saborear el manjar, pero servirá de contrapeso al placer.
7.- Hay que evitar todo contacto sensual, toda caricia en la que hubiera cierta pasión, en que se buscase o de donde proviniese un gozo principalmente sensible.
8.- Prescinde de ir a calentarte, a menos que te sea necesario para evitarle una indisposición.
9.- Soporta todo lo que aflige naturalmente a la carne; especialmente el frío del invierno, el calor del verano, la dureza de la cama y todas las incomodidades del mismo género. Haz buena cara a todos los tiempos, sonríe a todas las temperaturas. Di con el profeta: <<Frío, calor, lluvia, bendecid al Señor >>.
Dichosos si podemos llegar a decir de buena gana esta frase tan familiar a San Francisco de Sales:
<<Nunca estoy mejor que cuando no estoy bien>>.
10.- Mortifica tu imaginación cuando se deja seducir con el atractivo de un puesto brillante, cuando se entristece con la perspectiva por un futuro sombrío, cuando se irrita con el recuerdo de una palabra o de un acto que le ofendió.
11.- Si sientes la necesidad de soñar, mortifícala sin piedad.
12.- Mortifícate con el mayor cuidado sobre toda impaciencia, irritación o ira.
13.- Examina a fondo tus deseos y somételos al control de la razón y de la fe: ¿No deseas una vida larga más bien que una vida Santa? ¿Placer y bienestar sin tristeza ni dolores, victorias sin combates, éxitos sin reveses, aplausos sin críticas, una vida cómoda y tranquila sin cruces de ningún tipo, es decir, una vida completamente opuesta a la de nuestro Divino Salvador?
14.- Procura no contraer ciertas costumbres que, sin ser positivamente malas pueden llegar a ser funestas, tales como la costumbre de las lecturas frívolas, de los juegos de azar, etc.
15.- Trata de conocer tu defecto dominante, y cuando lo conozcas, persíguelo hasta sus últimos repliegues. Para eso, sométete de buena gana a lo que pueda haber de monótono y de aburrido en la práctica del examen particular.
16.- No te está prohibido tener buen corazón y mostrarlo, pero mantente en guardia contra el peligro de exceder la justa medida. Combate enérgicamente los afectos demasiado naturales, las amistades particulares, y todas las sensibilidades delicadas del corazón.
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