«DEBEMOS AMAR AL PAPA, EL PAPA ES LA ELECCIÓN DE DIOS»: CARDENAL, ROBERT SARAH
Debemos amar al Papa como amamos a nuestro padre, el Papa no es perfecto, miren al primer Papa, Pedro negó a Jesús – “no lo conozco” – por miedo, no por voluntad suya sino por miedo. Naturalmente los periodistas toman unas cosas que quieren escuchar y deforman sus palabras, oponiendo al Papa Francisco con los papas anteriores.
Debemos estar juntos con nuestro padre, como debemos estar juntos con nuestro Santo Padre. El Obispo no es perfecto, como el párroco no es perfecto, pero los feligreses deben estar en torno al párroco, los sacerdotes y los feligreses deben estar en torno al Obispo, así es la Iglesia.
Hoy, es urgente proclamar la Palabra de Jesucristo, sin miedo, sin intereses comprometidos. Con ambigüedad, es mejor callarse si no tienen nada que decir, ¡pero si deben hablar, debe ser claro! Sin ambigüedad. Porque la claridad es caridad, la claridad es amor.
Serán destruidos, pero deben decir la verdad.
No se trata de vivir a Cristo de un modo falso, sino radicalmente.
‘Debemos amar al Papa, el Papa es la elección de Dios’
Por Card. Robert Sarah. Dominus Est. 19 de octubre de 2019.
Pregunta un sacerdote al Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos:
Unos de los temas que vemos en general es ¿Cómo se utiliza la figura del Papado? Exaltación a veces de la persona concreta del Papa, se exalta a Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco, y se ve muchas veces que en este momento se contradice un papa contra otro. En su libro, una de las cosas más hermosas que nos enseña es que el Papa, lo queremos porque es el Papa, independientemente de que sea éste o aquel. ¿Qué consejos nos daría usted para, querer al Papa en primer lugar – en este momento Francisco – y para transmitir al pueblo fiel ese amor al Papa? Porque, incluso dentro de los mismos sacerdotes, ahora vemos que hay sacerdotes que utilizan al Papa Francisco para ponerlo contra el Papa Juan Pablo II o contra el Papa Benedicto, o al revés.
¿Cómo podemos amar al Papa, como usted lo ha amado siempre, independientemente de los papas que han estado, y poder luego transmitirlo al pueblo fiel?
CARD. ROBERT SARAH:
El Papa es un don de Dios, primero, Jesús ha dicho: “Pedro, tú eres Pedro, sobre ti edifico mi Iglesia”; el Papa es una elección de Jesús. Luego vinieron otros papas, una elección siempre de Dios, a través de los cardenales, por lo tanto, el Papa es la elección de Dios.
Debemos amar al Papa como amamos a nuestro padre, el Papa no es perfecto, miren al primer Papa, Pedro negó a Jesús – “no lo conozco” – por miedo, no por voluntad suya sino por miedo. Hoy también tenemos miedo, por conservar la propia vida, para no morir; pero [Pedro] se arrepintió y Cristo lo confirmó.
– “Pedro me amas”
-¿Amar? Sí, te amo.
-Entonces apacienta a mis ovejas
Tres veces lo dijo. El arrepentimiento de Pedro es un ejemplo, [los sacerdotes] podemos ser Papa si amamos a Jesús. “¿Me amas?”, el Papa ama a Jesús. He visto como amaba Juan Pablo II a Jesús, de rodillas; como amaba Benedicto XVI, con un profundo amor, sus escritos no son sólo su intelecto, sino el corazón que habla, la experiencia que habla, el amor que habla. El Papa Francisco ora – bien –, ama, naturalmente los periodistas toman unas cosas que quieren escuchar y deforman sus palabras, oponiendo al Papa Francisco con el Papa Juan Pablo II, con el Papa Benedicto XVI pero, como Papas no pueden contradecirse, deben custodiar el depósito de la fe, pero, nosotros no debemos escuchar tanto a los periodistas, sino tomar a nuestro Papa como es; son diferentes, el Papa Francisco no es el Papa Benedicto, el Papa Benedicto no es el Papa Juan Pablo II, y no es el Papa Pablo VI.
¡El Papa Pablo VI sufrió! ¡Sufrió!, criticado, ¡destruido! Escribió su encíclica Humanae Vitae en el 1968, diez años después ya no se atrevió a escribir otra encíclica, destruido. También hemos destruido a Benedicto, que porque es alemán, porque es tradicionalista, por esto y por lo otro, pero, es un tesoro de la Iglesia.
También el Papa Francisco, es decir, debemos amar a nuestro padre, explicar, lo que ha querido decir porque él no es italiano, puede equivocarse al hablar; también el Papa Juan Pablo II dijo: “ustedes me corregirán cuando me equivoque en italiano”, siempre dijo así, yo también me equivoco muchas veces, por lo tanto, debemos amar al Santo Padre, porque si no amamos a nuestro padre ya no hay más familia, si los hijos no aman a papá y mamá, ya no hay más familia, y esto lo aprovecha el diablo para dividir a la Iglesia.
Hoy estamos contrapuestos, un cardenal dice esto, otro cardenal dice otra cosa, un obispo dice esto otro. Debemos estar unidos. Como lo he dicho, ustedes [sacerdotes] en torno a su obispo, y los parroquianos en torno a ustedes [sacerdotes], ustedes [sacerdotes] no deben tener miedo de proclamar la doctrina, el evangelio, ¡no vuestras ideas!
Serán destruidos, pero deben decir la verdad; la verdad es una, Jesucristo; el camino es uno, Jesucristo, la vida es una, Jesucristo. Esta es nuestra misión, decir “el camino es uno”, decir “la verdad es una”, decir “la vida es una”.
El sacerdote no es lo que hace, sino lo que es, para ayudar a la gente a caminar hacia Cristo porque nuestro propósito es conformarse a Cristo, ser como Cristo, ipse Christus, nosotros sacerdotes somos alter Christus, pero más aún, somos ipse Christus, la misma Palabra de Jesús dice “este es mi Cuerpo, esta es mi Sangre”, lo decimos, somos ipse Christus, damos la absolución en nombre de Cristo, una cosa inmensa, grande, el ser sacerdote
Hoy especialmente debemos tratar la vida interior porque sabemos que el mundo ya no tiene necesidad de Dios. Ya Juan Pablo II decía que, el mundo moderno, sobre todo el mundo occidental, vive como si Dios no existiera, también los cristianos son cristianos apóstatas. Así que, para que la gente vuelva hacia Dios, se necesitan santos sacerdotes. La Iglesia es como un automóvil, hermoso, pero si el automóvil no tiene motor, no avanza; si el automóvil no tiene combustible, no avanza. Y el combustible, el motor, somos nosotros, que hacemos avanzar el automóvil que es la Iglesia, el pueblo de Dios.
Doy gracias a Dios por haberme hecho cristiano, sacerdote, y he sido muy afortunado de haber vivido 5 años con el Papa Juan Pablo II, lo he visto orar, recé con él. Me tocó también cuando estaba destruido físicamente pero nunca estaba sentado ante el Santísimo, siempre de rodillas, por amor. Hacía falta levantarlo, y ponerlo de rodillas, él solo ya no podía, pero siempre de rodillas ante el Santísimo, y oraba largamente, y cuando oraba parecía que no existiese nada alrededor de él, estaba verdaderamente en una relación con lo invisible, con Dios. Por lo que fui muy afortunado de ver esta manera de orar.
Y estuve cinco años con Benedicto, un hombre de una humildad, de una profundidad teológica, de una santidad que también me ha impactado mucho, y hoy, no sé si tenemos los ojos abiertos para ver los que nos está enseñando. Él renunció como papa, era muy difícil entender esto, pero hoy lo que está escribiendo, la primacía de Dios en la vida del hombre; el primado de Dios y la oración en la vida del hombre, él ha elegido pasar los últimos años de su vida con Dios, cara a cara, en la oración, para enseñarnos a todos nosotros sacerdotes, a todos nosotros obispos, que debemos dar el primer lugar a Dios, el primer lugar a nuestro oficio de oración. Es un signo de los tiempos.
El diablo está dividiendo a la Iglesia, cerca de los débiles, miren a los obispos, uno habla así, otro habla de otra manera, cada uno tiene su idea y la Iglesia solo se destruye. Pero no estamos aquí para decir nuestra opinión; somos enviados. ¿Quién nos ha enviado? Dios, su Palabra, debemos predicar su Palabra, no nuestras opiniones. Nadie tiene el derecho de decir “yo quiero la Iglesia así”, o de esta otra manera, ¡no! La Iglesia es de Dios, lo que enseñamos no es nuestro, nosotros enseñamos lo que Dios nos ha enviado a enseñar. Por lo tanto, permanezcamos juntos, ustedes [sacerdotes] en torno a vuestro obispo. Criticar a su Obispo y decir su nombre durante la Eucaristía, ¡es una mentira!
Termino con una anécdota graciosa. Iban dos sacerdotes que criticaban a su obispo, mientras caminaban pasaron frente a un mendigo, y este estaba ciego, entonces, los sacerdotes al pasar frente a él, el mendigo grita: “¡Padre, padre!, ¡denme una limosna!”. Le han dado 5 euros y se fueron, y enseguida se dicen “¿pero cómo?, no es cierto, no está ciego, ¿Cómo ha reconocido que somos sacerdotes? Retomemos el dinero”. Y volvieron con el mendigo, “¿Cómo es que usted ha reconocido que somos sacerdotes?”, y él les responde: “es que yo escuchaba que se criticaba al Obispo, entonces me dije, ¡estos son sacerdotes!”.
Debemos estar juntos con nuestro padre, como debemos estar juntos con nuestro Santo Padre. El Obispo no es perfecto, como el párroco no es perfecto, pero los feligreses deben estar en torno al párroco, los sacerdotes y los feligreses deben estar en torno al Obispo, así es la Iglesia.
Gracias
Cardenal Robert Sarah
Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos
Traducción de Dominus Est
Fuente, Dominus Est
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Debemos amar al Papa como amamos a nuestro padre, el Papa no es perfecto, miren al primer Papa, Pedro negó a Jesús – “no lo conozco” – por miedo, no por voluntad suya sino por miedo. Naturalmente los periodistas toman unas cosas que quieren escuchar y deforman sus palabras, oponiendo al Papa Francisco con los papas anteriores.
Debemos estar juntos con nuestro padre, como debemos estar juntos con nuestro Santo Padre. El Obispo no es perfecto, como el párroco no es perfecto, pero los feligreses deben estar en torno al párroco, los sacerdotes y los feligreses deben estar en torno al Obispo, así es la Iglesia.
Hoy, es urgente proclamar la Palabra de Jesucristo, sin miedo, sin intereses comprometidos. Con ambigüedad, es mejor callarse si no tienen nada que decir, ¡pero si deben hablar, debe ser claro! Sin ambigüedad. Porque la claridad es caridad, la claridad es amor.
Serán destruidos, pero deben decir la verdad.
No se trata de vivir a Cristo de un modo falso, sino radicalmente.
‘Debemos amar al Papa, el Papa es la elección de Dios’
Por Card. Robert Sarah. Dominus Est. 19 de octubre de 2019.
Pregunta un sacerdote al Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos:
Unos de los temas que vemos en general es ¿Cómo se utiliza la figura del Papado? Exaltación a veces de la persona concreta del Papa, se exalta a Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco, y se ve muchas veces que en este momento se contradice un papa contra otro. En su libro, una de las cosas más hermosas que nos enseña es que el Papa, lo queremos porque es el Papa, independientemente de que sea éste o aquel. ¿Qué consejos nos daría usted para, querer al Papa en primer lugar – en este momento Francisco – y para transmitir al pueblo fiel ese amor al Papa? Porque, incluso dentro de los mismos sacerdotes, ahora vemos que hay sacerdotes que utilizan al Papa Francisco para ponerlo contra el Papa Juan Pablo II o contra el Papa Benedicto, o al revés.
¿Cómo podemos amar al Papa, como usted lo ha amado siempre, independientemente de los papas que han estado, y poder luego transmitirlo al pueblo fiel?
CARD. ROBERT SARAH:
El Papa es un don de Dios, primero, Jesús ha dicho: “Pedro, tú eres Pedro, sobre ti edifico mi Iglesia”; el Papa es una elección de Jesús. Luego vinieron otros papas, una elección siempre de Dios, a través de los cardenales, por lo tanto, el Papa es la elección de Dios.
Debemos amar al Papa como amamos a nuestro padre, el Papa no es perfecto, miren al primer Papa, Pedro negó a Jesús – “no lo conozco” – por miedo, no por voluntad suya sino por miedo. Hoy también tenemos miedo, por conservar la propia vida, para no morir; pero [Pedro] se arrepintió y Cristo lo confirmó.
– “Pedro me amas”
-¿Amar? Sí, te amo.
-Entonces apacienta a mis ovejas
Tres veces lo dijo. El arrepentimiento de Pedro es un ejemplo, [los sacerdotes] podemos ser Papa si amamos a Jesús. “¿Me amas?”, el Papa ama a Jesús. He visto como amaba Juan Pablo II a Jesús, de rodillas; como amaba Benedicto XVI, con un profundo amor, sus escritos no son sólo su intelecto, sino el corazón que habla, la experiencia que habla, el amor que habla. El Papa Francisco ora – bien –, ama, naturalmente los periodistas toman unas cosas que quieren escuchar y deforman sus palabras, oponiendo al Papa Francisco con el Papa Juan Pablo II, con el Papa Benedicto XVI pero, como Papas no pueden contradecirse, deben custodiar el depósito de la fe, pero, nosotros no debemos escuchar tanto a los periodistas, sino tomar a nuestro Papa como es; son diferentes, el Papa Francisco no es el Papa Benedicto, el Papa Benedicto no es el Papa Juan Pablo II, y no es el Papa Pablo VI.
¡El Papa Pablo VI sufrió! ¡Sufrió!, criticado, ¡destruido! Escribió su encíclica Humanae Vitae en el 1968, diez años después ya no se atrevió a escribir otra encíclica, destruido. También hemos destruido a Benedicto, que porque es alemán, porque es tradicionalista, por esto y por lo otro, pero, es un tesoro de la Iglesia.
También el Papa Francisco, es decir, debemos amar a nuestro padre, explicar, lo que ha querido decir porque él no es italiano, puede equivocarse al hablar; también el Papa Juan Pablo II dijo: “ustedes me corregirán cuando me equivoque en italiano”, siempre dijo así, yo también me equivoco muchas veces, por lo tanto, debemos amar al Santo Padre, porque si no amamos a nuestro padre ya no hay más familia, si los hijos no aman a papá y mamá, ya no hay más familia, y esto lo aprovecha el diablo para dividir a la Iglesia.
Hoy estamos contrapuestos, un cardenal dice esto, otro cardenal dice otra cosa, un obispo dice esto otro. Debemos estar unidos. Como lo he dicho, ustedes [sacerdotes] en torno a su obispo, y los parroquianos en torno a ustedes [sacerdotes], ustedes [sacerdotes] no deben tener miedo de proclamar la doctrina, el evangelio, ¡no vuestras ideas!
Serán destruidos, pero deben decir la verdad; la verdad es una, Jesucristo; el camino es uno, Jesucristo, la vida es una, Jesucristo. Esta es nuestra misión, decir “el camino es uno”, decir “la verdad es una”, decir “la vida es una”.
“La gente no nos escucha”, está bien, también Jesús dijo “me han perseguido, ustedes también serán perseguidos. Han escuchado mi palabra, entonces también sus palabras serán escuchadas”. Hoy, es urgente proclamar la Palabra de Jesucristo, sin miedo, sin intereses comprometidos. Con ambigüedad, es mejor callarse si no tienen nada que decir, ¡pero si deben hablar, debe ser claro! Mi elección en [mi libro] “Dios o nada” es ser claro. Sin ambigüedad. Porque es caridad la claridad; la claridad es caridad, la claridad es amor. Por consiguiente, busquen amar […] San Pablo dice a los Efesios en su capítulo 3: Compartir la Pasión de Cristo, conformarse a la Pasión de Cristo, y tener los mismos estigmas con Cristo, no se trata de vivir a Cristo de un modo falso, sino radicalmente, como San Francisco.
En otra parte, en el mismo encuentro del Cardenal Robert Sarah con sacerdotes de la Diócesis de san Sebastián, dijo:
El sacerdote no es lo que hace, sino lo que es, para ayudar a la gente a caminar hacia Cristo porque nuestro propósito es conformarse a Cristo, ser como Cristo, ipse Christus, nosotros sacerdotes somos alter Christus, pero más aún, somos ipse Christus, la misma Palabra de Jesús dice “este es mi Cuerpo, esta es mi Sangre”, lo decimos, somos ipse Christus, damos la absolución en nombre de Cristo, una cosa inmensa, grande, el ser sacerdote
Hoy especialmente debemos tratar la vida interior porque sabemos que el mundo ya no tiene necesidad de Dios. Ya Juan Pablo II decía que, el mundo moderno, sobre todo el mundo occidental, vive como si Dios no existiera, también los cristianos son cristianos apóstatas. Así que, para que la gente vuelva hacia Dios, se necesitan santos sacerdotes. La Iglesia es como un automóvil, hermoso, pero si el automóvil no tiene motor, no avanza; si el automóvil no tiene combustible, no avanza. Y el combustible, el motor, somos nosotros, que hacemos avanzar el automóvil que es la Iglesia, el pueblo de Dios.
Doy gracias a Dios por haberme hecho cristiano, sacerdote, y he sido muy afortunado de haber vivido 5 años con el Papa Juan Pablo II, lo he visto orar, recé con él. Me tocó también cuando estaba destruido físicamente pero nunca estaba sentado ante el Santísimo, siempre de rodillas, por amor. Hacía falta levantarlo, y ponerlo de rodillas, él solo ya no podía, pero siempre de rodillas ante el Santísimo, y oraba largamente, y cuando oraba parecía que no existiese nada alrededor de él, estaba verdaderamente en una relación con lo invisible, con Dios. Por lo que fui muy afortunado de ver esta manera de orar.
Y estuve cinco años con Benedicto, un hombre de una humildad, de una profundidad teológica, de una santidad que también me ha impactado mucho, y hoy, no sé si tenemos los ojos abiertos para ver los que nos está enseñando. Él renunció como papa, era muy difícil entender esto, pero hoy lo que está escribiendo, la primacía de Dios en la vida del hombre; el primado de Dios y la oración en la vida del hombre, él ha elegido pasar los últimos años de su vida con Dios, cara a cara, en la oración, para enseñarnos a todos nosotros sacerdotes, a todos nosotros obispos, que debemos dar el primer lugar a Dios, el primer lugar a nuestro oficio de oración. Es un signo de los tiempos.
El diablo está dividiendo a la Iglesia, cerca de los débiles, miren a los obispos, uno habla así, otro habla de otra manera, cada uno tiene su idea y la Iglesia solo se destruye. Pero no estamos aquí para decir nuestra opinión; somos enviados. ¿Quién nos ha enviado? Dios, su Palabra, debemos predicar su Palabra, no nuestras opiniones. Nadie tiene el derecho de decir “yo quiero la Iglesia así”, o de esta otra manera, ¡no! La Iglesia es de Dios, lo que enseñamos no es nuestro, nosotros enseñamos lo que Dios nos ha enviado a enseñar. Por lo tanto, permanezcamos juntos, ustedes [sacerdotes] en torno a vuestro obispo. Criticar a su Obispo y decir su nombre durante la Eucaristía, ¡es una mentira!
Termino con una anécdota graciosa. Iban dos sacerdotes que criticaban a su obispo, mientras caminaban pasaron frente a un mendigo, y este estaba ciego, entonces, los sacerdotes al pasar frente a él, el mendigo grita: “¡Padre, padre!, ¡denme una limosna!”. Le han dado 5 euros y se fueron, y enseguida se dicen “¿pero cómo?, no es cierto, no está ciego, ¿Cómo ha reconocido que somos sacerdotes? Retomemos el dinero”. Y volvieron con el mendigo, “¿Cómo es que usted ha reconocido que somos sacerdotes?”, y él les responde: “es que yo escuchaba que se criticaba al Obispo, entonces me dije, ¡estos son sacerdotes!”.
Debemos estar juntos con nuestro padre, como debemos estar juntos con nuestro Santo Padre. El Obispo no es perfecto, como el párroco no es perfecto, pero los feligreses deben estar en torno al párroco, los sacerdotes y los feligreses deben estar en torno al Obispo, así es la Iglesia.
Gracias
Cardenal Robert Sarah
Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos
Traducción de Dominus Est
Fuente, Dominus Est
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