EVANGELIO DEL DÍA LUNES
18 de Noviembre de 2019
Memoria de La dedicación de las Basílicas de San Pedro y San Pablo
Verde / Blanco De Feria, Misa Por la paz y la justicia MR, p. 1141 (1133) / Lecc. II, p. 1008
Otros santos: Filippina Rosa Duchesne, Religiosa de las Damas del Sagrado Corazón de Jesús. Beatas María Del Refugio Hinojosa Naveros y 5 compañeras religiosas de la Orden de la Visitación y mártires.
SEÑOR, QUE VEA OTRA VEZ
1 Mac 1,10-15. 41-43. 54-57. 62-64; Lc 18, 35-43
El ciego que nos presenta san Lucas en este relato no tiene nombre, el Evangelio de san Marcos nos dirá que se llama Bartimeo. Bartimeo no claudicaba tan fácilmente cuando algo lo entusiasmaba. Aunque había perdido la capacidad de ver, mantenía avispado el oído. Apenas escuchó la noticia de que por Jericó pasaba Jesús el Nazareno, se puso a gritar, solicitándole se compadeciera de él. Los reproches de la multitud no lo disuadieron de suplicar. Era tan grande su anhelo de recuperar la vista que gritaba con más fuerza. Ese gesto para Jesús fue una genuina expresión de fe. Por eso lo atendió y le devolvió la vista. De esa misma fe madura y probada estaban revestidos los israelitas que se mantuvieron fieles a Dios ante la opresiva
ANTÍFONA DE ENTRADA Si 36, 18-19
Concede, Señor, la paz a quienes en ti esperan; escucha las oraciones de tus hijos y guíanos por el camino de la justicia.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que revelaste que han de ser llamados hijos tuyos quienes promueven la paz, concédenos trabajar incansablemente por establecer la justicia, que es la única que garantiza una paz firme y verdadera Por nuestro Señor Jesucristo...
O bien:
Señor Dios, que cuidas de todos con amor paterno, concede, benigno, que los hombres, a quienes diste un mismo origen, no sólo formen en la paz una sola familia, sino también vivan unidos con espíritu fraterno. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Muy grande fue la prueba que soportó Israel.
Del primer libro de los Macabeos: 1, 10-15. 41-43. 54-57. 62-64
En aquellos días, surgió un hombre perverso, Antioco Epífanes, hijo del rey Antíoco, que había estado como rehén en Roma. Subió al trono el año ciento treinta y siete del imperio de los griegos.
Hubo por entonces unos israelitas apóstatas, que convencieron a muchos diciéndoles: "Vamos a hacer un pacto con los pueblos vecinos, pues desde que hemos vivido aislados, nos han sobrevenido muchas desgracias".
Esta proposición fue bien recibida y algunos del pueblo decidieron acudir al rey y obtuvieron de él autorización para seguir las costumbres de los paganos. Entonces, conforme al uso de los paganos, construyeron en Jerusalén un gimnasio, simularon que no estaban circuncidados, renegaron de la alianza santa, se casaron con gente pagana y se vendieron para hacer el mal.
Por su parte, el rey publicó un edicto en todo su reino y ordenó que todos sus súbditos formaran un solo pueblo y abandonaran su legislación particular. Todos los paganos acataron el edicto real y muchos israelitas aceptaron la religión oficial, ofrecieron sacrificios a los ídolos y profanaron el sábado.
El día quince de diciembre del año ciento cuarenta y cinco, el rey Antioco mandó poner sobre el altar de Dios un altar pagano, y se fueron construyendo altares en todas las ciudades de Judá. Quemaban incienso ante las puertas de las casas y en las plazas; rompían y echaban al fuego los libros de la ley que encontraban; a quienes se les descubría en su casa un ejemplar de la alianza y a los que sorprendían observando los preceptos de la ley, los condenaban a muerte en virtud del decreto real.
A pesar de todo esto, muchos israelitas permanecieron firmes y resueltos a no comer alimentos impuros. Prefirieron la muerte antes que contaminarse con aquellos alimentos que violaban la santa alianza. Muy grande fue la prueba que soportó Israel.Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 118, 53. 61. 134. 150. 151 158.
R/. Ayúdame, Señor, a cumplir tus mandamientos.
Me indigno, Señor, porque los pecadores no cumplen tu ley. Las redes de los pecadores me aprisionan, pero yo no olvido tu voluntad. R/.
Líbrame de la opresión de los hombres y cumpliré tus mandamientos. Se acercan a mí los malvados que me persiguen y están lejos de tu ley. R/.
Los malvados están lejos de la salvación, porque no han cumplido tus mandamientos. Cuando veo a los pecadores, siento disgusto, porque no cumplen tus palabras. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 8, 12
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R/.
EVANGELIO
¿Qué quieres que hago por ti? —Señor, que vea.
Del santo Evangelio según san Lucas: 18, 35-43
En aquel tiempo, cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado a un lado del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello, y le explicaron que era Jesús el nazareno, que iba de camino. Entonces él comenzó a gritar: "Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!". Los que iban adelante lo regañaban para que se callara, pero él se puso a gritar más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!".
Entonces Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". Él le contestó: "Señor, que vea". Jesús le dijo: "Recobra la vista; tu fe te ha curado".
Enseguida el ciego recobró la vista y lo siguió, ben-diciendo a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te rogamos, Señor, que el sacrificio de la salvación de tu Hijo, Rey de la paz, ofrecido bajo estos signos sacramentales con los que se simbolizan la paz y la unidad, sirvan para estrechar la concordia entre todos tus hijos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 5, 9
Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios.
O bien Jn 14, 27
La paz les dejo, mi paz les doy, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Señor, en abundancia, el espíritu de caridad, para que, alimentados con el Cuerpo y la Sangre de tu Unigénito, fomentemos con eficacia entre todos la paz que él mismo nos dejó. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
O bien:
Si se celebra la memoria libre, se dicen sus lecturas propias:
*Memoria de la dedicación de las Basílicas de San Pedro y San Pablo, Apóstoles MR, p. 881(870) / Lecc. II, p. 1140
San Pedro fue sepultado en el Vaticano, junto al circo de Nerón. y la tumba de san Pablo está en el camino de Ostia. En el siglo II; el emperador Constantino emprende la construcción de una enorme basílica sobre la tumba de Pedro, y otra de menores dimensiones, sobre el sepulcro de Pablo. Celebrando hoy a los dos Apóstoles, conmemoramos la dedicación de ambas basílicas.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 44, 17-18
Los constituiste príncipes sobre toda la tierra. Ellos han hecho memorable tu nombre por generaciones y generaciones; por eso los pueblos te alabarán eternamente.
ORACIÓN COLECTA
Defiende, Señor, a tu Iglesia con la protección de los apóstoles Pedro y Pablo, de quienes recibió el inicio del conocimiento divino, y concédele crecer en tu gracia celestial hasta el final de los tiempos. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Llegamos a Roma.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 28, 11-16. 30-31
Al cabo de tres meses, nos embarcamos en un navío que había permanecido en la isla durante el invierno; era un barco alejandrino que tenía la insignia de Cástor y Póllux. Hicimos escala en Siracusa, donde permanecimos tres días. De allí, bordeando la costa, llegamos a Regio. Al día siguiente se levantó un viento del sur y en dos días llegamos a Pozzuoli, donde encontramos a unos hermanos que nos invitaron a permanecer una semana con ellos. Luego llegamos a Roma.
Los hermanos de esta ciudad, informados de nuestra llegada, nos salieron al encuentro y nos alcanzaron a la altura del Foro de Apio y de las Tres Tabernas. Pablo, al verlos, dio gracias a Dios y se sintió reconfortado. Cuando llegamos a Roma, se le permitió a Pablo vivir en una casa particular, con un soldado de guardia.
Dos años enteros pasó Pablo en una casa alquilada; allí recibía a todos los que acudían a él, predicaba el Reino de Dios y les explicaba la vida de Jesucristo, el Señor con absoluta libertad y sin estorbo alguno. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 97, 1.2-3ab. 3e-4. 5-6.
R/. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. R/.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel. R/.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor. R/.
Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos. Aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro rey. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza. A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles. R/.
EVANGELIO
Mándame ir a ti caminando sobre el agua.
Del santo Evangelio según san Mateo: 14, 22-33
En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí.
Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa, y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron, y decían: "Es un fantasma!". Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: "Tranquilícense y no teman. Soy yo".
Entonces le dijo Pedro: "Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua". Jesús le contestó: "Ven". Pedro bajó dela barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: "¡Sálvame, Señor!". Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?".
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús diciendo: "Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al presentarte, Señor, nuestras humildes ofrendas, imploramos tu clemencia, para que la verdad que nos fue transmitida por el ministerio de los apóstoles Pedro y Pablo, se conserve sin mancha en nuestros corazones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-II de los Apóstoles, pp. 536-537 (532-533).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 6, 68-69
Señor, tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Señor, que tu pueblo, alimentado con el pan celestial, se alegre en la conmemoración de los apóstoles Pedro y Pablo, a quienes encomendaste gobernar y proteger a tus fieles. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Memoria de La dedicación de las Basílicas de San Pedro y San Pablo
Verde / Blanco De Feria, Misa Por la paz y la justicia MR, p. 1141 (1133) / Lecc. II, p. 1008
Otros santos: Filippina Rosa Duchesne, Religiosa de las Damas del Sagrado Corazón de Jesús. Beatas María Del Refugio Hinojosa Naveros y 5 compañeras religiosas de la Orden de la Visitación y mártires.
SEÑOR, QUE VEA OTRA VEZ
1 Mac 1,10-15. 41-43. 54-57. 62-64; Lc 18, 35-43
El ciego que nos presenta san Lucas en este relato no tiene nombre, el Evangelio de san Marcos nos dirá que se llama Bartimeo. Bartimeo no claudicaba tan fácilmente cuando algo lo entusiasmaba. Aunque había perdido la capacidad de ver, mantenía avispado el oído. Apenas escuchó la noticia de que por Jericó pasaba Jesús el Nazareno, se puso a gritar, solicitándole se compadeciera de él. Los reproches de la multitud no lo disuadieron de suplicar. Era tan grande su anhelo de recuperar la vista que gritaba con más fuerza. Ese gesto para Jesús fue una genuina expresión de fe. Por eso lo atendió y le devolvió la vista. De esa misma fe madura y probada estaban revestidos los israelitas que se mantuvieron fieles a Dios ante la opresiva
ANTÍFONA DE ENTRADA Si 36, 18-19
Concede, Señor, la paz a quienes en ti esperan; escucha las oraciones de tus hijos y guíanos por el camino de la justicia.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que revelaste que han de ser llamados hijos tuyos quienes promueven la paz, concédenos trabajar incansablemente por establecer la justicia, que es la única que garantiza una paz firme y verdadera Por nuestro Señor Jesucristo...
O bien:
Señor Dios, que cuidas de todos con amor paterno, concede, benigno, que los hombres, a quienes diste un mismo origen, no sólo formen en la paz una sola familia, sino también vivan unidos con espíritu fraterno. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Muy grande fue la prueba que soportó Israel.
Del primer libro de los Macabeos: 1, 10-15. 41-43. 54-57. 62-64
En aquellos días, surgió un hombre perverso, Antioco Epífanes, hijo del rey Antíoco, que había estado como rehén en Roma. Subió al trono el año ciento treinta y siete del imperio de los griegos.
Hubo por entonces unos israelitas apóstatas, que convencieron a muchos diciéndoles: "Vamos a hacer un pacto con los pueblos vecinos, pues desde que hemos vivido aislados, nos han sobrevenido muchas desgracias".
Esta proposición fue bien recibida y algunos del pueblo decidieron acudir al rey y obtuvieron de él autorización para seguir las costumbres de los paganos. Entonces, conforme al uso de los paganos, construyeron en Jerusalén un gimnasio, simularon que no estaban circuncidados, renegaron de la alianza santa, se casaron con gente pagana y se vendieron para hacer el mal.
Por su parte, el rey publicó un edicto en todo su reino y ordenó que todos sus súbditos formaran un solo pueblo y abandonaran su legislación particular. Todos los paganos acataron el edicto real y muchos israelitas aceptaron la religión oficial, ofrecieron sacrificios a los ídolos y profanaron el sábado.
El día quince de diciembre del año ciento cuarenta y cinco, el rey Antioco mandó poner sobre el altar de Dios un altar pagano, y se fueron construyendo altares en todas las ciudades de Judá. Quemaban incienso ante las puertas de las casas y en las plazas; rompían y echaban al fuego los libros de la ley que encontraban; a quienes se les descubría en su casa un ejemplar de la alianza y a los que sorprendían observando los preceptos de la ley, los condenaban a muerte en virtud del decreto real.
A pesar de todo esto, muchos israelitas permanecieron firmes y resueltos a no comer alimentos impuros. Prefirieron la muerte antes que contaminarse con aquellos alimentos que violaban la santa alianza. Muy grande fue la prueba que soportó Israel.Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 118, 53. 61. 134. 150. 151 158.
R/. Ayúdame, Señor, a cumplir tus mandamientos.
Me indigno, Señor, porque los pecadores no cumplen tu ley. Las redes de los pecadores me aprisionan, pero yo no olvido tu voluntad. R/.
Líbrame de la opresión de los hombres y cumpliré tus mandamientos. Se acercan a mí los malvados que me persiguen y están lejos de tu ley. R/.
Los malvados están lejos de la salvación, porque no han cumplido tus mandamientos. Cuando veo a los pecadores, siento disgusto, porque no cumplen tus palabras. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 8, 12
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R/.
EVANGELIO
¿Qué quieres que hago por ti? —Señor, que vea.
Del santo Evangelio según san Lucas: 18, 35-43
En aquel tiempo, cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado a un lado del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello, y le explicaron que era Jesús el nazareno, que iba de camino. Entonces él comenzó a gritar: "Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!". Los que iban adelante lo regañaban para que se callara, pero él se puso a gritar más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!".
Entonces Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". Él le contestó: "Señor, que vea". Jesús le dijo: "Recobra la vista; tu fe te ha curado".
Enseguida el ciego recobró la vista y lo siguió, ben-diciendo a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te rogamos, Señor, que el sacrificio de la salvación de tu Hijo, Rey de la paz, ofrecido bajo estos signos sacramentales con los que se simbolizan la paz y la unidad, sirvan para estrechar la concordia entre todos tus hijos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 5, 9
Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios.
O bien Jn 14, 27
La paz les dejo, mi paz les doy, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Señor, en abundancia, el espíritu de caridad, para que, alimentados con el Cuerpo y la Sangre de tu Unigénito, fomentemos con eficacia entre todos la paz que él mismo nos dejó. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
O bien:
Si se celebra la memoria libre, se dicen sus lecturas propias:
*Memoria de la dedicación de las Basílicas de San Pedro y San Pablo, Apóstoles MR, p. 881(870) / Lecc. II, p. 1140
San Pedro fue sepultado en el Vaticano, junto al circo de Nerón. y la tumba de san Pablo está en el camino de Ostia. En el siglo II; el emperador Constantino emprende la construcción de una enorme basílica sobre la tumba de Pedro, y otra de menores dimensiones, sobre el sepulcro de Pablo. Celebrando hoy a los dos Apóstoles, conmemoramos la dedicación de ambas basílicas.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 44, 17-18
Los constituiste príncipes sobre toda la tierra. Ellos han hecho memorable tu nombre por generaciones y generaciones; por eso los pueblos te alabarán eternamente.
ORACIÓN COLECTA
Defiende, Señor, a tu Iglesia con la protección de los apóstoles Pedro y Pablo, de quienes recibió el inicio del conocimiento divino, y concédele crecer en tu gracia celestial hasta el final de los tiempos. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Llegamos a Roma.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 28, 11-16. 30-31
Al cabo de tres meses, nos embarcamos en un navío que había permanecido en la isla durante el invierno; era un barco alejandrino que tenía la insignia de Cástor y Póllux. Hicimos escala en Siracusa, donde permanecimos tres días. De allí, bordeando la costa, llegamos a Regio. Al día siguiente se levantó un viento del sur y en dos días llegamos a Pozzuoli, donde encontramos a unos hermanos que nos invitaron a permanecer una semana con ellos. Luego llegamos a Roma.
Los hermanos de esta ciudad, informados de nuestra llegada, nos salieron al encuentro y nos alcanzaron a la altura del Foro de Apio y de las Tres Tabernas. Pablo, al verlos, dio gracias a Dios y se sintió reconfortado. Cuando llegamos a Roma, se le permitió a Pablo vivir en una casa particular, con un soldado de guardia.
Dos años enteros pasó Pablo en una casa alquilada; allí recibía a todos los que acudían a él, predicaba el Reino de Dios y les explicaba la vida de Jesucristo, el Señor con absoluta libertad y sin estorbo alguno. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 97, 1.2-3ab. 3e-4. 5-6.
R/. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. R/.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel. R/.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor. R/.
Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos. Aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro rey. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza. A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles. R/.
EVANGELIO
Mándame ir a ti caminando sobre el agua.
Del santo Evangelio según san Mateo: 14, 22-33
En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí.
Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa, y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron, y decían: "Es un fantasma!". Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: "Tranquilícense y no teman. Soy yo".
Entonces le dijo Pedro: "Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua". Jesús le contestó: "Ven". Pedro bajó dela barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: "¡Sálvame, Señor!". Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?".
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús diciendo: "Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al presentarte, Señor, nuestras humildes ofrendas, imploramos tu clemencia, para que la verdad que nos fue transmitida por el ministerio de los apóstoles Pedro y Pablo, se conserve sin mancha en nuestros corazones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-II de los Apóstoles, pp. 536-537 (532-533).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 6, 68-69
Señor, tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Señor, que tu pueblo, alimentado con el pan celestial, se alegre en la conmemoración de los apóstoles Pedro y Pablo, a quienes encomendaste gobernar y proteger a tus fieles. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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