EVANGELIO DEL DIA SABADO
2 de Noviembre de 2019
Conmemoración de todos los fieles difuntos
Blanco / Morado / Negro MR, pp. 868-871 (857-860) / Lecc. II, pp. 1151-1159
Otros santos: Beatos Pío de San Luis Campidelli religioso pasionista; Margarita de Lorena, religiosa clarisa.
Orar por los difuntos es una de las tradiciones cristiana más antiguas. Es muy explicable que, al día siguiente de celebrar a todos aquellos que han llegado a la intimidad con Dios nos preocupemos por todos nuestros hermanos que han muerto con la esperanza de resucitar con una fe tan sólo conocida por Dios.
LA VIDA QUE FLUYE
Is 25. 6-7. 9,1 Tes 4, 13-14. 17-18; Jn 6, 51-58
El profeta Isaías asocia la imagen de un banquete festivo con la celebración jubilosa del triunfo definitivo sobre la muerte. Nadie quedará marcado por el sufrimiento y la angustia. La muerte no lastimará a los hijos de Adán. Eso que en el texto profético es una esperanza remota, comienza a convertirse en un acontecimiento próximo con la llegada del Señor Jesús. En su conocido discurso del pan de vida encuadra esas promesas en el marco del presente: quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna. El paso de la vida terrena a la vida definitiva ya no será una promesa, sino que es una realidad. La participación en la mesa eucarística abre la posibilidad de introducirnos al misterio de la vida divina. La celebración de los fieles difuntos es la reafirmación de la esperanza cristiana. Esperanza sólidamente fundada en la victoria de Cristo resucitado.
El sacerdote puede utilizar cualquiera de las Misas siguientes, observando, sin embargo, lo mandado por Benedicto XV en la Constitución Apostólica Incruentum altaris sacrificium, del día 10 de agosto de 1915: A. A.S. 7 1915), pp. 401-404:
"El día de la solemne conmemoración de todos los difuntos para toda la Iglesia es licito a los sacerdotes celebrar tres misas. a condición de que uno de las tres se aplique a la libre elección, con 1a posibilidad de recibir la alerta; la segunda misa. sin ningún tipo de oferta, esté dedicada a todos los fieles difuntos: la tercera se celebra por las intenciones del Sumo Pontífice, como se ha indicado anteriormente especificado".
Primera Misa
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. 1 Tes 4, 14; 1 Cor 15, 22
Así como Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos creer que a los que mueren en Jesús, Dios los llevará con él. Y así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán a la vida.
ORACIÓN COLECTA
Escucha, Señor, benignamente nuestras súplicas, y concédenos que al proclamar nuestra fe en la resurrección de tu Hijo de entre los muertos, se afiance también nuestra esperanza en la resurrección de tus hijos difuntos. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA**
Los que duermen en el polvo, despertarán.
Del libro del profeta Daniel: 12,1-3
En aquel tiempo, se levantará Miguel, el gran príncipe que defiende a tu pueblo. Será aquél un tiempo de angustia, como no lo hubo desde el principio del mundo. Entonces se salvará tu pueblo; todos aquellos que están escritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo, despertarán: unos para la vida eterna, otros para el eterno castigo.
Los guías sabios brillarán como el esplendor del firmamento, y los que enseñan a muchos la justicia, resplandecerán como estrellas por toda la eternidad. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
O bien:
Los aceptó como un holocausto agradable.
Del libro de la Sabiduría: 3, 1-9
Las almas de los justos están en las manos de Dios y no los alcanzará ningún tormento. Los insensatos pensaban que los justos habían muerto, que su salida de este mundo era una desgracia y su salida de entre nosotros, una completa destrucción. Pero los justos están en paz.
La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo, pero ellos esperaban confiadamente la inmortalidad. Después de breves sufrimientos recibirán una abundante recompensa, pues Dios los puso aprueba y los halló dignos de sí. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto agradable.
En el día del juicio brillarán los justos como chispas que se propagan en un cañaveral. Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor reinará eternamente sobre ellos. Los que confían en el Señor comprenderán la verdad y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado, porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL**
Del salmo 121
R/. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron: "Vayamos a la casa del Señor"! Y hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas. R/.
A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor. R/.
Digan de todo corazón: "Jerusalén, que haya paz entre aquellos que te aman, que haya paz dentro de tus murallas y que reine la paz en cada casa". R/.
Por el amor que tengo a mis hermanos, voy a decir: "La paz esté contigo". Y por la casa del Señor, mi Dios, pediré para ti todos los bienes. R/.
O bien:
Del salmo 26, 1. 4. 7 y 8b y 9a. 13-14
R/. Espero ver la bondad del Señor.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? R/.
Lo único que pido, lo único que busco es vivir en la casa del Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar continuamente en su presencia. R/.
Oye, Señor, mi voz y mis clamores y tenme compasión. El corazón me dice que te busque y buscándote estoy. No rechaces con cólera a tu siervo. R/.
La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía. R/.
SEGUNDA LECTURA**
Tenemos en el cielo una morada eterna.
De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 5, L 6-10
Hermanos: Sabemos que, aunque se desmorone esta morada terrena, que nos sirve de habitación, Dios nos tiene preparada en el cielo una morada eterna, no construida por manos humanas.
Por eso siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras vivimos en el cuerpo, estamos desterrados, lejos del Señor. Caminamos guiados por la fe, sin ver todavía. Estamos, pues, llenos de confianza y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor. Por eso procuramos agradarle, en el destierro o en la patria. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir el premio o el castigo por lo que hayamos hecho en esta vida. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
O bien:
Estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos.
De la primera carta del apóstol san Juan: 3,14-16
Hermanos: Nosotros estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida y bien saben ustedes que ningún homicida tiene la vida eterna.
Conocemos lo que es el amor, en que Cristo dio su vida por nosotros. Así también debemos nosotros dar la vida por nuestros hermanos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO**
Apoc 14, 13
R/. Aleluya, aleluya.
Dichosos los que mueren en el Señor; que descansen ya de sus fatigas, pues sus obras los acompañan. R/.
O bien:
Mt 25,34
R/. Aleluya, aleluya.
Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. R/.
EVANGELIO**
Si el grano de trigo muere, producirá mucho fruto.
Del santo Evangelio según san Juan: 12, 23-28
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado. Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a si mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.
El que quiera servirme, que me siga para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre. Ahora que tengo miedo, ¿le voy a decir a mi Padre: 'Padre, líbrame de esta hora'? No, pues precisamente para esta hora he venido. Padre, dale gloria a tu nombre". Se oyó entonces una voz que decía: "Lo he glorificado y volveré a glorificarlo".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
O bien:
Vengan, benditos de mi Padre.
Del santo Evangelio según san Mateo: 25, 31-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria. acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme'. Los justos le contestarán entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?'. Y el rey les dirá: 'Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron'.
Entonces dirá también a los de la izquierda: 'Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron'.
Entonces ellos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?. Y él les replicará: 'Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo'. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Oremos confiadamente al Padre de la misericordia y pidámosle el descanso eterno de nuestros hermanos que han muerto en el Señor:
Para que Cristo. que con su muerte destruyó la muerte y con su gloriosa resurrección dio la vida al mundo entero, conceda el lugar de la luz y la felicidad eternas a nuestros hermanos difuntos, roguemos al Señor.
Para que les perdone todas las faltas que cometieron de pensamiento, palabra, obra y omisión, roguemos al Señor.
Para que el único que no cometió pecado se compadezca de la debilidad de los que eran frágiles y pecadores, roguemos al Señor.
Para que el Señor santifique a su Iglesia, llene el mundo de bienes y se compadezca de los que sufren, roguemos al Señor.
A ti, Señor, que tienes el trono en el cielo, elevamos nuestros ojos; escucha nuestra oración y ten piedad de tus siervos que, mientras vivían en el mundo, confiaron en tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sean gratas, Señor, nuestras ofrendas, para que tus fieles difuntos sean recibidos en la gloria con tu Hijo j a quien nos unimos por este sacramento de su amor. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio de difuntos I - V MR pp. 553-557 (549-553).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 11, 25-26
Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Señor, que tus fieles difuntos, por quienes hemos celebrado este sacrificio pascual, lleguen a la morada dela luz y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p 619 (613).
Segunda Misa
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. 4 Esd 2, 34. 35
Dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, gloria de los fieles y vida de los justos, que nos has redimido por la muerte y resurrección de tu Hijo. acoge con bondad a tus fieles difuntos, que creyeron en el misterio de nuestra resurrección, y concédeles alcanzar los gozos de la eterna bienaventuranza. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El Señor destruirá la muerte para siempre.
Del libro del profeta Isaías: 25, 6. 7-9
En aquel día, el Señor del universo preparará sobre este monte un festín con platillos suculentos para todos los pueblos. Él arrancará en este monte el velo que cubre el rostro de todos los pueblos, el paño que oscurece a todas las naciones. Destruirá la muerte para siempre; el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros y borrará de toda la tierra la afrenta de su pueblo. Así lo ha dicho el Señor.
En aquel día se dirá: "Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; alegrémonos y gocemos con la salvación que nos trae". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 129, 1-2. 3-4. 5-6. 7.8
R/. Señor, escucha mi oración.
Desde el abismo de mis pecados clamo a ti; Señor, escucha mi clamor; que estén atentos tus oídos a mi voz suplicante. R/.
Si conservaras el recuerdo de las culpas, ¿quién habría, Señor, que se salvara? Pero de ti procede el perdón, por eso con amor te veneramos. R/.
Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra; mi alma aguarda al Señor, mucho más que a la aurora el centinela. R/.
Como aguarda a la aurora el centinela, aguarda Israel al Señor, porque del Señor viene la misericordia y la abundancia de la redención, y él redimirá a su pueblo de todas sus iniquidades. R/.
SEGUNDA LECTURA
Estaremos con el Señor para siempre.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses: 4, 13-14. 17-18
Hermanos: No queremos que ignoren lo que pasa con los difuntos, para que no vivan tristes, como los que no tienen esperanza. Pues, si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos creer que, a los que murieron en Jesús, Dios los llevará con él, y así estaremos siempre con el Señor.
Consuélense, pues, unos a otros, con estas palabras. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Jn 3, 16
R/. Aleluya, aleluya.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. R/. Aleluya.
EVANGELIO
El que coma de este pan vivirá para siempre y yo lo resucitaré el último día.
Del santo Evangelio según san Juan: 6, 51-58
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida".
Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?". Jesús les dijo: "Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan, vivirá para siempre". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por este sacrificio, Dios todopoderoso y eterno, te rogamos que laves de sus pecados en la sangre de Cristo a tus fieles difuntos, para que, a los que purificaste en el agua del bautismo, no dejes de purificarlos con la misericordia de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Prefacio I- V de difuntos, pp. 553-557 (549-553).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 4 Esd 2, 35. 34
Brille, Señor, para nuestros hermanos difuntos la luz perpetua y vivan para siempre en compañía de tus santos, ya que eres misericordioso.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido el sacramento de tu Unigénito, que se inmoló por nosotros y resucitó glorioso, te pedimos humildemente, Señor, por tus fieles difuntos, para que, ya purificados por este sacrificio pascual, alcancen la gloria de la futura resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 619 (613).
Tercera Misa
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Rom 8, 11
El Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, también dará vida a nuestros cuerpos mortales, por obra de su Espíritu, que habita en nosotros.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, tú que quisiste que tu Hijo único venciera la muerte y entrara victorioso en el cielo, concede a tus fieles difuntos que, venciendo también la muerte, puedan contemplarte a ti, creador y redentor, por toda la eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Obró con gran rectitud s nobleza, pensando en la resurrección.
Del segundo libro de los Macabeos: 12, 43-46
En aquellos días, Judas Macabeo jefe de Israel, hizo una colecta y recogió dos mil dracmas de plata, que envió a Jerusalén para que ofrecieran un sacrificio de expiación por los pecados de los que habían muerto en la batalla.
Obró con gran rectitud y nobleza, pensando en la resurrección, pues si no hubiera esperado la resurrección de sus compañeros, habría sido completamente inútil orar por los muertos. Pero él consideraba que, a los que habían muerto piadosamente, les estaba reservada una magnífica recompensa.
En efecto, orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados es una acción santa y conveniente. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 102, 8 y 10. 13-14. 15-16. 17-18
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados. R/.
Como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor con quien lo ama, pues bien sabe él de lo que estamos hechos y de que somos barro, no se olvida. R/.
La vida del hombre es como la hierba, brota como una flor silvestre: tan pronto la azota el viento deja de existir y nadie vuelve a saber nada de ella. R/.
El amor del Señor a quien lo teme es un amor eterno, y entre aquellos que cumplen con su alianza, pasa de hijos a nietos su justicia. R/.
SEGUNDA LECTURA
En Cristo, todos volverán a la vida.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 15, 20-24.25-28
Hermanos: Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos. Porque si por un hombre vino la muerte, también por un hombre vendrá la resurrección de los muertos. En efecto, así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán a la vida; pero cada uno en su orden: primero Cristo, como primicia; después, a la hora de su advenimiento, los que son de Cristo.
Enseguida será la consumación, cuando Cristo entregue el Reino a su Padre. Porque él tiene que reinar hasta que el Padre ponga bajo sus pies a todos sus enemigos. El último de los enemigos en ser aniquilado, será la muerte. Es claro que cuando la Escritura dice: Todo lo sometió el Padre a los pies de Cristo, no incluye a Dios, que es quien le sometió a Cristo todas las cosas. Al final, cuando todo se le haya sometido, Cristo mismo se someterá al Padre, y así Dios será todo en todas las cosas. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 11, 25. 26
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá. R/. Aleluya.
EVANGELIO
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Del santo Evangelio según san Lucas: 23, 44-46.50. 52-53; 24,1-6
Era casi el mediodía, cuando las tinieblas invadieron toda la región y se oscureció el sol hasta las tres de la tarde. El velo del templo se rasgó a la mitad. Jesús, clamando con voz potente, dijo: "¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!". Y dicho esto, expiró.
Un hombre llamado José, consejero del sanedrín, hombre bueno y justo, se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Lo bajó de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía.
El primer día después del sábado, muy de mañana, llegaron las mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado. Encontraron que la piedra ya había sido retirada del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
Estando ellas todas desconcertadas por esto, se les presentaron dos varones con vestidos resplandecientes. Como ellas se llenaron de miedo e inclinaron el rostro a tierra, los varones les dijeron: "¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha resucitado". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, con bondad la ofrenda que te presentamos por todos tus siervos que descansan en Cristo, para que, por este admirable sacrificio, libres de los lazos de la muerte, alcancen la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de difuntos, pp. 553-557 (549-553).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Flp 3, 20-21
Esperamos como Salvador a nuestro Señor Jesucristo, el cual transformará nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el suyo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido este santo sacrificio, te pedimos, Señor, que derrames con abundancia tu misericordia sobre tus siervos difuntos, y a quienes diste la gracia del bautismo, concédeles la plenitud de los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne. p. 619 (613). 45
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Conmemoración de todos los fieles difuntos
Blanco / Morado / Negro MR, pp. 868-871 (857-860) / Lecc. II, pp. 1151-1159
Otros santos: Beatos Pío de San Luis Campidelli religioso pasionista; Margarita de Lorena, religiosa clarisa.
Orar por los difuntos es una de las tradiciones cristiana más antiguas. Es muy explicable que, al día siguiente de celebrar a todos aquellos que han llegado a la intimidad con Dios nos preocupemos por todos nuestros hermanos que han muerto con la esperanza de resucitar con una fe tan sólo conocida por Dios.
LA VIDA QUE FLUYE
Is 25. 6-7. 9,1 Tes 4, 13-14. 17-18; Jn 6, 51-58
El profeta Isaías asocia la imagen de un banquete festivo con la celebración jubilosa del triunfo definitivo sobre la muerte. Nadie quedará marcado por el sufrimiento y la angustia. La muerte no lastimará a los hijos de Adán. Eso que en el texto profético es una esperanza remota, comienza a convertirse en un acontecimiento próximo con la llegada del Señor Jesús. En su conocido discurso del pan de vida encuadra esas promesas en el marco del presente: quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna. El paso de la vida terrena a la vida definitiva ya no será una promesa, sino que es una realidad. La participación en la mesa eucarística abre la posibilidad de introducirnos al misterio de la vida divina. La celebración de los fieles difuntos es la reafirmación de la esperanza cristiana. Esperanza sólidamente fundada en la victoria de Cristo resucitado.
El sacerdote puede utilizar cualquiera de las Misas siguientes, observando, sin embargo, lo mandado por Benedicto XV en la Constitución Apostólica Incruentum altaris sacrificium, del día 10 de agosto de 1915: A. A.S. 7 1915), pp. 401-404:
"El día de la solemne conmemoración de todos los difuntos para toda la Iglesia es licito a los sacerdotes celebrar tres misas. a condición de que uno de las tres se aplique a la libre elección, con 1a posibilidad de recibir la alerta; la segunda misa. sin ningún tipo de oferta, esté dedicada a todos los fieles difuntos: la tercera se celebra por las intenciones del Sumo Pontífice, como se ha indicado anteriormente especificado".
Primera Misa
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. 1 Tes 4, 14; 1 Cor 15, 22
Así como Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos creer que a los que mueren en Jesús, Dios los llevará con él. Y así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán a la vida.
ORACIÓN COLECTA
Escucha, Señor, benignamente nuestras súplicas, y concédenos que al proclamar nuestra fe en la resurrección de tu Hijo de entre los muertos, se afiance también nuestra esperanza en la resurrección de tus hijos difuntos. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA**
Los que duermen en el polvo, despertarán.
Del libro del profeta Daniel: 12,1-3
En aquel tiempo, se levantará Miguel, el gran príncipe que defiende a tu pueblo. Será aquél un tiempo de angustia, como no lo hubo desde el principio del mundo. Entonces se salvará tu pueblo; todos aquellos que están escritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo, despertarán: unos para la vida eterna, otros para el eterno castigo.
Los guías sabios brillarán como el esplendor del firmamento, y los que enseñan a muchos la justicia, resplandecerán como estrellas por toda la eternidad. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
O bien:
Los aceptó como un holocausto agradable.
Del libro de la Sabiduría: 3, 1-9
Las almas de los justos están en las manos de Dios y no los alcanzará ningún tormento. Los insensatos pensaban que los justos habían muerto, que su salida de este mundo era una desgracia y su salida de entre nosotros, una completa destrucción. Pero los justos están en paz.
La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo, pero ellos esperaban confiadamente la inmortalidad. Después de breves sufrimientos recibirán una abundante recompensa, pues Dios los puso aprueba y los halló dignos de sí. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto agradable.
En el día del juicio brillarán los justos como chispas que se propagan en un cañaveral. Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor reinará eternamente sobre ellos. Los que confían en el Señor comprenderán la verdad y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado, porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL**
Del salmo 121
R/. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron: "Vayamos a la casa del Señor"! Y hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas. R/.
A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor. R/.
Digan de todo corazón: "Jerusalén, que haya paz entre aquellos que te aman, que haya paz dentro de tus murallas y que reine la paz en cada casa". R/.
Por el amor que tengo a mis hermanos, voy a decir: "La paz esté contigo". Y por la casa del Señor, mi Dios, pediré para ti todos los bienes. R/.
O bien:
Del salmo 26, 1. 4. 7 y 8b y 9a. 13-14
R/. Espero ver la bondad del Señor.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? R/.
Lo único que pido, lo único que busco es vivir en la casa del Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar continuamente en su presencia. R/.
Oye, Señor, mi voz y mis clamores y tenme compasión. El corazón me dice que te busque y buscándote estoy. No rechaces con cólera a tu siervo. R/.
La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía. R/.
SEGUNDA LECTURA**
Tenemos en el cielo una morada eterna.
De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 5, L 6-10
Hermanos: Sabemos que, aunque se desmorone esta morada terrena, que nos sirve de habitación, Dios nos tiene preparada en el cielo una morada eterna, no construida por manos humanas.
Por eso siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras vivimos en el cuerpo, estamos desterrados, lejos del Señor. Caminamos guiados por la fe, sin ver todavía. Estamos, pues, llenos de confianza y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor. Por eso procuramos agradarle, en el destierro o en la patria. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir el premio o el castigo por lo que hayamos hecho en esta vida. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
O bien:
Estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos.
De la primera carta del apóstol san Juan: 3,14-16
Hermanos: Nosotros estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida y bien saben ustedes que ningún homicida tiene la vida eterna.
Conocemos lo que es el amor, en que Cristo dio su vida por nosotros. Así también debemos nosotros dar la vida por nuestros hermanos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO**
Apoc 14, 13
R/. Aleluya, aleluya.
Dichosos los que mueren en el Señor; que descansen ya de sus fatigas, pues sus obras los acompañan. R/.
O bien:
Mt 25,34
R/. Aleluya, aleluya.
Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. R/.
EVANGELIO**
Si el grano de trigo muere, producirá mucho fruto.
Del santo Evangelio según san Juan: 12, 23-28
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado. Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a si mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.
El que quiera servirme, que me siga para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre. Ahora que tengo miedo, ¿le voy a decir a mi Padre: 'Padre, líbrame de esta hora'? No, pues precisamente para esta hora he venido. Padre, dale gloria a tu nombre". Se oyó entonces una voz que decía: "Lo he glorificado y volveré a glorificarlo".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
O bien:
Vengan, benditos de mi Padre.
Del santo Evangelio según san Mateo: 25, 31-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria. acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme'. Los justos le contestarán entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?'. Y el rey les dirá: 'Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron'.
Entonces dirá también a los de la izquierda: 'Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron'.
Entonces ellos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?. Y él les replicará: 'Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo'. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Oremos confiadamente al Padre de la misericordia y pidámosle el descanso eterno de nuestros hermanos que han muerto en el Señor:
Para que Cristo. que con su muerte destruyó la muerte y con su gloriosa resurrección dio la vida al mundo entero, conceda el lugar de la luz y la felicidad eternas a nuestros hermanos difuntos, roguemos al Señor.
Para que les perdone todas las faltas que cometieron de pensamiento, palabra, obra y omisión, roguemos al Señor.
Para que el único que no cometió pecado se compadezca de la debilidad de los que eran frágiles y pecadores, roguemos al Señor.
Para que el Señor santifique a su Iglesia, llene el mundo de bienes y se compadezca de los que sufren, roguemos al Señor.
A ti, Señor, que tienes el trono en el cielo, elevamos nuestros ojos; escucha nuestra oración y ten piedad de tus siervos que, mientras vivían en el mundo, confiaron en tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sean gratas, Señor, nuestras ofrendas, para que tus fieles difuntos sean recibidos en la gloria con tu Hijo j a quien nos unimos por este sacramento de su amor. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio de difuntos I - V MR pp. 553-557 (549-553).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 11, 25-26
Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Señor, que tus fieles difuntos, por quienes hemos celebrado este sacrificio pascual, lleguen a la morada dela luz y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p 619 (613).
Segunda Misa
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. 4 Esd 2, 34. 35
Dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, gloria de los fieles y vida de los justos, que nos has redimido por la muerte y resurrección de tu Hijo. acoge con bondad a tus fieles difuntos, que creyeron en el misterio de nuestra resurrección, y concédeles alcanzar los gozos de la eterna bienaventuranza. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El Señor destruirá la muerte para siempre.
Del libro del profeta Isaías: 25, 6. 7-9
En aquel día, el Señor del universo preparará sobre este monte un festín con platillos suculentos para todos los pueblos. Él arrancará en este monte el velo que cubre el rostro de todos los pueblos, el paño que oscurece a todas las naciones. Destruirá la muerte para siempre; el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros y borrará de toda la tierra la afrenta de su pueblo. Así lo ha dicho el Señor.
En aquel día se dirá: "Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; alegrémonos y gocemos con la salvación que nos trae". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 129, 1-2. 3-4. 5-6. 7.8
R/. Señor, escucha mi oración.
Desde el abismo de mis pecados clamo a ti; Señor, escucha mi clamor; que estén atentos tus oídos a mi voz suplicante. R/.
Si conservaras el recuerdo de las culpas, ¿quién habría, Señor, que se salvara? Pero de ti procede el perdón, por eso con amor te veneramos. R/.
Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra; mi alma aguarda al Señor, mucho más que a la aurora el centinela. R/.
Como aguarda a la aurora el centinela, aguarda Israel al Señor, porque del Señor viene la misericordia y la abundancia de la redención, y él redimirá a su pueblo de todas sus iniquidades. R/.
SEGUNDA LECTURA
Estaremos con el Señor para siempre.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses: 4, 13-14. 17-18
Hermanos: No queremos que ignoren lo que pasa con los difuntos, para que no vivan tristes, como los que no tienen esperanza. Pues, si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos creer que, a los que murieron en Jesús, Dios los llevará con él, y así estaremos siempre con el Señor.
Consuélense, pues, unos a otros, con estas palabras. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Jn 3, 16
R/. Aleluya, aleluya.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. R/. Aleluya.
EVANGELIO
El que coma de este pan vivirá para siempre y yo lo resucitaré el último día.
Del santo Evangelio según san Juan: 6, 51-58
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida".
Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?". Jesús les dijo: "Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan, vivirá para siempre". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por este sacrificio, Dios todopoderoso y eterno, te rogamos que laves de sus pecados en la sangre de Cristo a tus fieles difuntos, para que, a los que purificaste en el agua del bautismo, no dejes de purificarlos con la misericordia de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Prefacio I- V de difuntos, pp. 553-557 (549-553).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 4 Esd 2, 35. 34
Brille, Señor, para nuestros hermanos difuntos la luz perpetua y vivan para siempre en compañía de tus santos, ya que eres misericordioso.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido el sacramento de tu Unigénito, que se inmoló por nosotros y resucitó glorioso, te pedimos humildemente, Señor, por tus fieles difuntos, para que, ya purificados por este sacrificio pascual, alcancen la gloria de la futura resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 619 (613).
Tercera Misa
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Rom 8, 11
El Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, también dará vida a nuestros cuerpos mortales, por obra de su Espíritu, que habita en nosotros.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, tú que quisiste que tu Hijo único venciera la muerte y entrara victorioso en el cielo, concede a tus fieles difuntos que, venciendo también la muerte, puedan contemplarte a ti, creador y redentor, por toda la eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Obró con gran rectitud s nobleza, pensando en la resurrección.
Del segundo libro de los Macabeos: 12, 43-46
En aquellos días, Judas Macabeo jefe de Israel, hizo una colecta y recogió dos mil dracmas de plata, que envió a Jerusalén para que ofrecieran un sacrificio de expiación por los pecados de los que habían muerto en la batalla.
Obró con gran rectitud y nobleza, pensando en la resurrección, pues si no hubiera esperado la resurrección de sus compañeros, habría sido completamente inútil orar por los muertos. Pero él consideraba que, a los que habían muerto piadosamente, les estaba reservada una magnífica recompensa.
En efecto, orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados es una acción santa y conveniente. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 102, 8 y 10. 13-14. 15-16. 17-18
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados. R/.
Como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor con quien lo ama, pues bien sabe él de lo que estamos hechos y de que somos barro, no se olvida. R/.
La vida del hombre es como la hierba, brota como una flor silvestre: tan pronto la azota el viento deja de existir y nadie vuelve a saber nada de ella. R/.
El amor del Señor a quien lo teme es un amor eterno, y entre aquellos que cumplen con su alianza, pasa de hijos a nietos su justicia. R/.
SEGUNDA LECTURA
En Cristo, todos volverán a la vida.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 15, 20-24.25-28
Hermanos: Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos. Porque si por un hombre vino la muerte, también por un hombre vendrá la resurrección de los muertos. En efecto, así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán a la vida; pero cada uno en su orden: primero Cristo, como primicia; después, a la hora de su advenimiento, los que son de Cristo.
Enseguida será la consumación, cuando Cristo entregue el Reino a su Padre. Porque él tiene que reinar hasta que el Padre ponga bajo sus pies a todos sus enemigos. El último de los enemigos en ser aniquilado, será la muerte. Es claro que cuando la Escritura dice: Todo lo sometió el Padre a los pies de Cristo, no incluye a Dios, que es quien le sometió a Cristo todas las cosas. Al final, cuando todo se le haya sometido, Cristo mismo se someterá al Padre, y así Dios será todo en todas las cosas. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 11, 25. 26
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá. R/. Aleluya.
EVANGELIO
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Del santo Evangelio según san Lucas: 23, 44-46.50. 52-53; 24,1-6
Era casi el mediodía, cuando las tinieblas invadieron toda la región y se oscureció el sol hasta las tres de la tarde. El velo del templo se rasgó a la mitad. Jesús, clamando con voz potente, dijo: "¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!". Y dicho esto, expiró.
Un hombre llamado José, consejero del sanedrín, hombre bueno y justo, se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Lo bajó de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía.
El primer día después del sábado, muy de mañana, llegaron las mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado. Encontraron que la piedra ya había sido retirada del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
Estando ellas todas desconcertadas por esto, se les presentaron dos varones con vestidos resplandecientes. Como ellas se llenaron de miedo e inclinaron el rostro a tierra, los varones les dijeron: "¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha resucitado". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, con bondad la ofrenda que te presentamos por todos tus siervos que descansan en Cristo, para que, por este admirable sacrificio, libres de los lazos de la muerte, alcancen la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de difuntos, pp. 553-557 (549-553).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Flp 3, 20-21
Esperamos como Salvador a nuestro Señor Jesucristo, el cual transformará nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el suyo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido este santo sacrificio, te pedimos, Señor, que derrames con abundancia tu misericordia sobre tus siervos difuntos, y a quienes diste la gracia del bautismo, concédeles la plenitud de los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne. p. 619 (613). 45
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