HABLEMOS DE PERSECUCIÓN
Por Myriam Ponce
No se puede esperar, viviendo el Evangelio, que todo a nuestro alrededor pinte bien. Muchas veces, la sed de poder y los intereses del mundo no apoyan una vida de Fe. San Juan Pablo II decía que nuestra sociedad, en sus formas de organización social, de producción y de consumo, hace más difícil la realización de una donación de nosotros mismos hacia la formación de una solidaridad interhumana. Vivimos en una sociedad atrapada en la trama política, mediática, económica, cultural e incluso religiosa que impide un auténtico desarrollo humano y social, en el que es difícil vivir las bienaventuranzas.
Jesús mismo decía que el camino de fe era uno contracorriente, hasta el punto de cuestionarnos nuestra propia existencia. Por eso mismo, muchos creyentes alrededor del mundo son perseguidos; sencillamente por haber luchado por la justicia y haber hecho un compromiso con Dios y con los demás. Hablamos de persecuciones inevitables, los Apóstoles lo vivieron, … el mismo Cristo lo vivió, porque no es fácil declarar la verdad frente a un mundo cegado por la mentira.
Las persecuciones no son una realidad del pasado, son un hecho actual. Hoy, muchos fieles sufren en todo el mundo, de manera cruel y cada día surgen más mártires contemporáneos.
En los últimos años, cerca de 200 millones de cristianos han sido perseguidos, no por conflictos bélicos, no por falta de recursos, no por problemas delictivos, sino por su fe. En el 2018, según la lista reportada por la misma organización, 3,066 cristianos fueron asesinados, 1,252 secuestrados y 793 Iglesias fueron atacas en el mundo. Esto sólo refuerza el hecho de que la fe cristina sigue siendo la más perseguida.
¿Por qué los cristianos son perseguidos?
Hay numerosas razones. En algunos países, los gobiernos autoritarios son los que lideran estas injusticias. Este es el caso de Corea del Norte y otros países comunistas, donde los gobiernos buscan controlar todo pensamiento y expresión religiosos como parte de un plan integral para controlar todos los aspectos de la vida política y cívica de sus habitantes.
Estos gobiernos, ven en la cristiandad, un movimiento religioso que “atenta” contra sus fines políticos e incluso llegan a prohibir su práctica.
Una segunda razón es la pérdida o falta de derechos humanos básicos. La libertad de religión, como todas las libertades de pensamiento y expresión, muchas veces es violada, olvidando que nuestras creencias ayudan a definir quiénes somos y sirven como base para contribuir a la construcción de nuestra sociedad. Se les olvida que todo ser humano tiene el derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión, por encima de todo gobierno o constitución.
Otra causa es la hostilidad hacia grupos religiosos no tradicionales o minoritarios, que resulta en países donde otras religiones constituyen la mayoría y superan, por mucho, a los cristianos.
A pesar de esto, no debemos olvidar que…
Aunque se espera que la persecución se incremente en los próximos años, debemos confiar en que esto es un fenómeno teológico, la misma Biblia lo dice.
Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. (Mateo 5, 10-11)
Además, es en los momentos de tribulación cuando se forjan los Santos. Pues la cruz, sobre todos los cansancios y dolores de la vida diaria, es nuestro signo de maduración y de santificación.
Muchos cristianos en todo el mundo, siendo víctimas, han dado ejemplo de esto, reafirmando que la santidad de la actualidad residirá en los laicos.
La lucha ya fue ganada
A pesar de que no hay respuestas fáciles sobre por qué Dios permite que sus seguidores enfrenten el sufrimiento, si hay certeza de algo, Dios tiene el control y, por lo tanto, el fin último será un bien.
Cuando los tiempos se ponen difíciles, en nuestra necesidad y humildad, nos descubrimos más cerca de Dios. Los cristianos que han sufrido persecución por su fe lo saben bien.
Él es capaz de dar valor, paz e incluso alegría en medio de la tribulación. Como prueba de ello, aún en las tormentas, muchos fieles descubren el amor de Dios en la pequeñez.
A nosotros, quienes podemos ejercer nuestra fe en libertad, nos toca Orar por ellos, por su salvación y su santificación, confiando en que la recompensa es eterna, no terrena.
Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. (Mateo 5, 12)
Para más información sobre estadísticas de persecución cristiana a nivel global, visita: www.opendoorsusa.org
Fuente catolicodefiendetufe
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