Juan, tenía 60 años y bastante fe.
Entró a una iglesia a rezar y se arrodilló delante del altar, pero poco después vino a su encuentro la muerte, fue minutos después.
La parroquia era la de Jesús Sacerdote, en Tlalpan, una de las demarcaciones territoriales de Ciudad de México. Ocurrió el domingo pasado, poco antes del inicio de la misa de la tarde, la de la 1 de la tarde.
Cuando Juan cayó, se llamó a una ambulancia, pero era manifiesto que había fallecido. Había sufrido un infarto fulminante.
“Juan vino por su propio pie a su Misa de cuerpo presente”, dijo el P. Sajid Lozano, el párroco. “Juan tuvo la fortaleza y el ánimo de venir a la casa de Dios a dar su último suspiro”, agregó.
La policía dio el permiso para que se realizara la ceremonia de cuerpo presente, el cual fue cubierto con una sábana blanca.
El hijo también estuvo
El párroco y los fieles presentes no sabían quien era Juan. Pero un joven que pasó por la iglesia lo identificó, y fue a avisar a su hijo, quien corrió hasta la parroquia y allí participó de la Misa de Exequias de su padres.
Narró el P. Lozano que los fieles “rezaron por una persona que no conocían, pero que era un miembro de la comunidad”.
“A la gente le impactó mucho, noté a mi comunidad sorprendida por lo que había pasado, juntos reflexionamos que la muerte es solo el final de nuestro peregrinar en este mundo, pero el comienzo de la vida eterna”, afirmó.
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