Se trata de la capilla de San José en Lille – Francia, adyacente al Colegio San Pablo, que está siendo demolida, para ser reemplazada por un edificio moderno, de esos de los que ya estamos cansados de ‘admirar’ su simpleza y sinsabor.
En cambio, la capilla – parte de un antiguo colegio de jesuitas – era un “monumento enteramente excepcional, con una galería que formaba un claustro suspendido, una arquitectura sabia que mezclaba, romano, bizantino y también gótico con los grandes vitrales”, en palabras del arquitecto Étienne Poncelet, alguien especialista en monumentos históricos. La capilla fue terminada en 1886.
La asociación ‘Urgencias del Patrimonio’ luchó para que la capilla no fuese demolida, pero sin resultado. Ahora, y como gesto simbólico, la asociación dejó un manojo de rosas ante el monumento en destrucción, y ha invitado a las personas a imitar su gesto.
La asociación Urgencias del Patrimonio había recurrido a la justicia en Lille y en París, pero sin éxito. Ahora solo llorarán la capilla aquellos que no se conforman con que el monótono e igualitario presente destruya las bellas reliquias bellas del pasado.
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