Podría parecer postureo, pero no lo es. Quienes conocen a Georgina aseguran que es una mujer creyente, con una fe muy ligada a la piedad popular. De ahí que en la visita que hizo la semana pasada a tierras oscenses para rodar un documental sobre sobre su vida en Netflix, hiciera parada obligatoria a los pies del crucificado. Georgina guardó unos minutos de silencio y posteriormente verbalizó en redes sociales su plegaria: «Tantas oraciones a tus pies, tantos deseos y lágrimas. Hoy por fin me reencuentro contigo». Así se dirigía al conocido popularmente como Cristo de Biscós, una talla anónima del siglo XIX que procesiona tanto el Martes como el Viernes Santo: «Gracias por haber iluminado mi camino y haberme acompañado siempre».
La peregrinación de la «influencer» no se detuvo ahí. Además de visitar la que era su tienda de chucherías favorita y una administración de lotería, también se desplazó hasta Graus, a algo más de hora y media en coche de Jaca. En esta localidad vivió durante ocho meses. Además de visitar a la dueña del Hotel Lleida, para quien trabajó, Georgina también incluía en su agenda del día una parada en la basílica de la Virgen de la Peña, donde solía escaparse de vez en cuando para rezar. Ante esta imagen mariana de la patrona de la localidad depositó unas flores blancas como ofrenda.
¿Un hecho aislado? Ni mucho menos. Más bien, un hábito. Ya el pasado 12 de octubre, fiesta de la Hispanidad, Georgina compartió un foto comprando un ramo en un quiosco de Turín. «Flores para mi Virgencica del Pilar. ¡Viva España!», escribió sobre la patrona de Aragón, la que considera su tierra a pesar de ser argentina.
Problemas familiares
La modelo no solo no tiene problema alguno en confesarse católica a través de estas imágenes, puesto que incluso ha llegado a compartir los diez mandamientos. Además, la religión se ha convertido también en tema de desencuentro familiar. O mejor, en dardos lanzados mutuamente entre ella y Katia Aveiro, la hermana de Cristiano. Las dos mantuvieron un rifirrafe virtual hace tres años. Georgina compartió una imagen en Instagram en la que se podía leer «La mejor religión es tener buen corazón». El mensaje se llegó a interpretar como una reacción al intento de su cuñada de que la familia se convirtiera a una iglesia evangélica. De ahí la respuesta airada de Katia desde su cuenta: «¿Por qué estos disgustos dentro de mi casa, tristezas a mi alrededor? ¿Por qué me quieren lastimar, por qué están diciendo esto y aquello sobre mí?». El delantero de la Juventus parece haberse colocado del lado de su pareja en lo que a la fidelidad a Roma se refiere. Cada vez que un medio de comunicación le pregunta por sus creencias, él responde: «Voy todas las semanas a la iglesia. Soy católico y voy para agradecer a Dios todo lo que me da». Y es así, porque los paparazzi les han cazado más de una vez saliendo de la Iglesia de la Gran Madre de Dios, un templo neoclásico inspirado en el Panteón de Roma.
Georgina Rodríguez fue alumna del colegio de Santa Ana, perteneciente a las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, ahora cerrado y que se convertirá en sede de Cáritas y en centro de día para mayores. Fue en esta escuela donde tuvo lugar su despertar religioso. Y no es la única «celebrity» ligada a esta congregación femenina volcada con la educación y al servicio de colectivos vulnerables. Anne Igartiburu tiene entre estas monjas a una amiga personal, Primi Vela, misionera destinada en India. Por su parte, Alonso Caparrós ha desvelado que, en Juan Bonal, fundador de estas religiosas, ha encontrado respuestas a sus inquietudes como creyente.
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