miércoles, 19 de febrero de 2020

¿Realmente existió Jesús?


¿REALMENTE EXISTIÓ JESÚS?
Por: P. Antonio Rivero

La historia, no sólo cristiana, sino también pagana, da testimonio de que Jesucristo realmente existió

Hablar de Jesucristo es hablar de la esencia misma del Cristianismo. El Cristianismo implica principios filosóficos, pero no es filosofía; contiene principios éticos, pero no es una ética; posee principios sociales, pero no es un movimiento social. El Cristianismo es Cristo conocido, creído, amado, seguido y transmitido.

La historia, no sólo cristiana, sino también pagana, da testimonio de que Jesucristo realmente existió. Es de coherencia humana aceptar los hechos históricos. El seguir la doctrina y el mensaje de Jesús ya requiere, por una parte, fe y, por otra, voluntad de aceptación.


1. Jesucristo no es un mito. Existió realmente. ¿Existen algunos documentos históricos sobre Jesús de Nazaret?
Escritores paganos: a principios del siglo II se habla de los llamados “cristianos”, como aquellos que profesan la fe en Cristo, considerado como Dios. Así la carta que el historiador Plinio el Joven, procónsul de Bitinia, escribe en el año 112 al emperador Trajano que “los cristianos se reúnen un día determinado antes de romper el alba y entonan un himno a Cristo como a un dios”[1]. Está también Tácito que en sus Anales, hacia el año 115, habla del gran incendio de Roma, atribuido a Nerón en el 64, que culpaba a los cristianos de todo. Aquí está el texto: “Para hacer cesar esta voz, presentó como reos y atormentó con penas refinadas a aquellos que, despreciados por sus abominaciones, eran conocidos por el vulgo con el nombre de cristianos. Este nombre les venía de Cristo, el cual, bajo el reino de Tiberio, fue condenado a muerte por el procurador Poncio Pilato. Esta condena suprimió, en sus principios, la perniciosa superstición, pero luego surgió de nuevo no sólo en Judea, donde el mal había tenido su origen, sino también en Roma, a donde confluye todo lo abominable y deshonroso y donde encuentra secuaces” (15, 44)[2]Suetonio, historiador del año 120, refiere que el emperador Claudio “expulsó de Roma a los judíos por promover incesantes alborotos a instigación de un tal Cresto” [3].

Escritores judíos: Flavio Josefo, historiador judío, en sus Antigüedades judías, escritas hacia el año 93-94, refiere que el “sumo sacerdote Anano acusó de transgredir la ley al hermano de Jesús (que es llamado Cristo), por nombre Santiago, y también a algunos otros, haciéndoles lapidar” (Antiquitates XX, 9, 1). Más explícito es otro pasaje: “Por aquel mismo tiempo apareció Jesús, hombre sabio, si es lícito llamarle hombre; puez hizo cosas maravillosas, fue el maestro de los hombres que anhelan la verdad, atrayendo hacia sí a muchos judíos y a muchos gentiles. Él era el Cristo. Y, como Pilato le hiciera crucificar por acusaciones de las primeras figuras de nuestro pueblo, no por eso dejaron de amarle los que le habían amado antes: pues Él se les apareció resucitado al tercer día después que los divinos profetas habían predicho de ël estas cosas y otros muchos prodigios sobre su persona. Hasta hoy dura la estirpe de los cristianos, que tomaron de Él su nombre”(Antiquitates XVIII, 3, 3).

Testimonios cristianos: Vienen recogidos en el Nuevo Testamento, conjunto de 27 escritos: cuatro evangelios, los Hechos de los apóstoles, catorce cartas de san Pablo, las siete cartas llamadas católicas (de Santiago, 1 y 2 de Pedro; 1, 2 y 3 de san Juan, y Judas Tadeo) y, finalmente el Apocalipsis. Hay que decir que el Nuevo Testamento no es un libro de historia. Es un conjunto de libros que contiene el anuncio del mensaje de la fe. Hay en él muchos datos históricos, más que en el resto de los libros no cristianos, pero lo más importante es la fe y la conversión. Por lo mismo, no podemos mirar estos libros con ojos de historiador, sino con corazón de creyente.

También hay otros libros cristianos que hablan de Jesucristo, pero no han sido recibidos por la Iglesia como auténticos y revelados. En ellos cuenta más que la fe y la historia la exageración maravillosa, la admiración humana milagrera, las reflexiones particulares. A estos libros se les llama apócrifos.

Los evangelios son la fuente más importante sobre la historicidad de Jesucristo. Fueron escritos a la luz de la Pascua. Los redactores se sirvieron de documentos escritos anteriores, en una primera recopilación, e investigaciones personales, al tiempo que daban a sus escritos una propia intencionalidad teológica. Uno de estos documentos anteriores es la llamada Quelle (fuente en alemán) que recogía discursos y logia (frases cortas memorizables) de Cristo, existente ya en los años cuarenta, que fue utilizada por Lucas y Mateo. Otra fuente escrita es la conocida con el nombre de “triple tradición”, que recoge los hechos de la vida de Cristo, de la que dispusieron los tres sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas). Disponemos de criterios válidos que nos permiten escuchar, si no las “mismas palabras de Jesús” (obsesión del siglo pasado), al menos el mensaje auténtico de Jesús y alcanzar unos hechos “sucedidos de verdad” que pertenecen a Jesús de Nazaret.

2. ¿Cómo era Palestina en tiempos de Jesús?

Primero, la situación política. Palestina estaba dominada por Roma. La cultura dominante del país era la judía, aunque también se hablaba el griego. Por tanto, era un país cruzado por varias culturas: hebrea, griega y romana. Roma respetaba bastante las particulares e instituciones de los pueblos que dominaban. Había un representante romano para gobernar, con una pequeña guardia. La vida de Jesús se desarrolla en el tiempo de los emperadores Augusto y Tiberio. Herodes el Grande es el rey de toda Palestina cuando Jesús nace. Herodes muere en seguida, dejando a sus hijos su territorio: Herodes Antipas hereda Galilea, y Arquelao Judea. En tiempos de Jesús había también judíos rebeldes, que lucharon por la independencia de Palestina, incluso con las armas. Entre ellos estaban Judas Galileo y los zelotas.

Segundo, la situación social. Palestina se componía de dos grupos sociales: los judíos habitantes en la misma Palestina y los paganos romanos. Había bastantes judíos que vivían en la diáspora, es decir, fuera de Palestina. Dentro del grupo judío había dos orientaciones desde el punto de vista religioso:

Los fariseos: era un grupo religioso al que pertenecían algunos sacerdotes, pero la mayoría eran laicos. Cumplían la ley de Moisés estrictamente. Respetaban las tradiciones (sábado, ritos purificatorios, oraciones, limosnas, diezmos, etc.) Estudiaban la ley de Moisés. Eran influyentes y respetados. Esperaban la futura llegada de un Mesías liberador político. Creían en la resurrección final. Deseaban la independencia de Palestina. No eran amigos de los romanos, aunque vivían con ellos.

Los saduceos: grupo religioso al que pertenecían las familias sacerdotales más importantes. Querían también la independencia, pero vivían sin grandes problemas bajo la dominación romana. Rechazaban las tradiciones orales judías. No creían en la resurrección. Eran ricos.

Otras clases sociales: Las grandes muchedumbres: sencillos, religiosos; los sacerdotes: cuidaban el templo y ofrecían sacrificios; los levitas: ayudaban a los sacerdotes; los guardias del templo: ponían orden dentro del recinto del templo; los escribas: maestros y abogados; los Ancianos: Sus decisiones eran determinantes; los esenios o monjes de Qumran: una especie de orden religiosa; los discípulos de Juan Bautista; los publicanos: unidos con los romanos; cobraban los impuestos; eran ricos y odiados; considerados como pecadores; no cumplían la ley ni las purificaciones; los herodianos: deseaban que la familia de Herodes se hiciera cargo del poder de Palestina; los zelotas: rebeldes y fanáticos contra la dominación romana; nacionalistas, patriotas, creyentes y violentos; querían una nación libre y gobernada en nombre de Dios.

3. ¿Cuáles eran las instituciones religiosas?

La fe israelita se resumía así: fe en un solo Dios, revelado a los Padres, contenida en las Escrituras; Fe en la elección del pueblo de Israel.

Estas son las instituciones religiosas en tiempo de Jesús:

Sanedrín: para asuntos religiosos. Senado compuesto por 65 miembros y presidido por el sumo sacerdote. Formado por sacerdotes, ancianos y escribas, con poder para juzgar y castigar a los que cometían faltas en materia religiosa. Para condenar a muerte necesitaba el permiso del representante romano.

Sinagoga: lugar de reunión de los judíos los sábados para rezar, leer o escuchar la Escritura.

Templo: es el centro de la vida religiosa nacional. Construido y mantenido con el aporte de los fieles. Allí se celebraban los sacrificios.

Fiestas religiosas: El Sábado, que empezaba ya el viernes por la tarde y en el que todo trabajo estaba prohibido terminantemente. La Pascua: fiesta principal que recuerda la liberación de Egipto. Pentecostés: fiesta de la Alianza realizada en el Sinaí entre Dios e Israel. Tabernáculos: acción de gracias por las cosechas y frutos. Día de la Reconciliación: perdón de los pecados de todo el pueblo. Dedicación del templo: aniversario de la dedicación del templo hecha por Judas Macabeo.

Jesús, ¿que relación tenía con estas instituciones sociales, politicas y religiosas? Podemos decir lo siguiente: Jesús era de nacimiento judío. Pertenecía a la clase media baja, por su oficio de artesano. Vivía en una provincia, Galilea. No era de familia sacerdotal. No se manifiesta en él ninguna opción política ni a favor ni en contra de Roma. Habla y se relaciona con hombres de todas las clases sociales: sacerdotes, fariseos, saduceos, pobres, publicanos, prostitutas, enfermos, pescadores, soldados romanos, etc. Desde luego no era esclavo ni mendigo ni jornalero.

CONCLUSIÓN: Que Cristo existió realmente pertenece a la doctrina de lafe, como también pertenece a la fe que Cristo murió realmente por nosotros y que resucitó al tercer día. Ahora bien, la fe en Cristo no es la creencia en un ser atemporal del que hayamos tenido noticia por una experiencia mística, ni, menos aún, es la creencia en un mito o en un símbolo. Nuestra fe en Cristo es fe en una Persona -el Hijo eterno del Padre- que, en un momento preciso de nuestra historia, “se encarnó por obra del Espíritu Santo de María Virgen, y se hizo hombre...” (Concilio I de Constantinopla, a. 381, Symbolum (DS 150). Es, pues, fe en un hombre singular y concreto. Es más, la existencia de Jesús es también un hecho probado por la ciencia histórica, sobre todo, mediante el análisis del Nuevo Testamento cuyo valor histórico está fuera de duda. Cabe también mencionar algunos testimonios antiguos no cristianos sobre la existencia de Jesús, como ya vimos en este capítulo. En el siguiente capítulo ahondaremos más en esto.

[1] “Stato die ante lucem convenire carmenque Christo quasi deo dicere” (Epistula X, 96).

[2] “Auctor nominis eius Christus Tiberio imperante per procuratorem Pontium Pilatum supplicio adfectus erat” (Annales XV, 44).

[3] ”Judaeos impulsore Chresto assidue tumultuantes Roma expulit” (Vita Claudii 25, 4).
Fuente católicodefiendetufe

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